Un hombre perseguido por hacer la guerra, obligado, en el bando nazi
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El director finlandés Klaus Härö ya demostró en su anterior película, Cartas al Padre Jacob (2009), una habilidad para contar historias muy humanas desde una sobriedad plástica –y emocional- que inevitablemente recuerdan a la de su paisano Aki Kaurismaki o a la del francés Robert Bresson.
La clase de esgrima se basa en la historia real de Endel Nelis, un profesor de esgrima estonio, que fundó una de las más célebres escuelas del arte del florete de Europa.
El argumento arranca en 1950, con la Guerra Mundial recientemente terminada, cuando nuestro protagonista llega desde Leningrado a la población estonia de Haapsalu.
En dicha guerra él fue obligado a alistarse en el Ejército alemán, como tantos compatriotas. Con la anexión soviética de Estonia, se inicia una persecución de todos los estonios que hicieron la guerra en el bando nazi.
Por ello Endel piensa que en ese pueblo perdido puede sentirse seguro, y comienza a trabajar de profesor de esgrima en un colegio. Pero la policía política de Stalin está dispuesta a buscarle hasta los confines de la Unión Soviética.
Esta película es la historia de un hombre que se convierte en “padre” sin haberlo planeado, y cuyo destino será elegir entre ejercer una paternidad incondicional o dar prioridad a su propia seguridad personal.
La mayoría de sus alumnos son huérfanos, bien por la guerra bien por la ocupación soviética, y él se convierte en la referencia adulta y paternal que necesitan.
En este sentido, la cinta tiene muchos ecos de películas como Los chicos del coro o Las flores de la guerra, pero sin la emotividad de la primera ni la dureza de la segunda.
La clase de esgrima se entronca en el reciente cine europeo de revisión histórica, y más concretamente en ese grupo de películas que reflexionan sobre el drama de la Estonia del siglo XX, como pueden ser 1944, estrenada hace una semana, o la premiada Mandarinas, cuyo protagonista, Lembit Ulfsak, también trabaja en este film.
La clase de esgrima estuvo nominada como Mejor Película Extranjera en los Oscars y en los Globos de Oro de 2016. Sin duda el cine europeo sigue vivo en los países del Este.