La historia de un hombre que amaba la realidad pero que nunca supo ocuparse de ella
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A veces las cosas no son tan fáciles. Davis (Jake Gyllenhaal) es un próspero hombre de negocios que está casado con Julia (Heather Lind), pero un día un accidente de tráfico se la lleva por delante.
La reacción de Davis es extraña. Casi impávido, parece no haberle afectado el accidente. Es más, le llega a decir a un desconocido, probablemente porque no se atreve a admitirlo delante de nadie más, que no quería a su esposa.
Pero entonces Davis empieza a actuar de forma extraña. Hace cosas que no tienen demasiado sentido y parece obsesionado con desmontar las cosas.
Cuando Davis se entera de la muerte de Julia, lo primero que hace es seleccionar una chocolatina de una máquina expendedora.
Pero la máquina no cumple con su parte y Davis se queda sin chocolatina por lo que decide enviar una queja a la sección de atención al cliente de la empresa encargada de esas máquinas.
El precio de la chocolatina era estúpido pero Davis utiliza la redacción de esa carta como excusa para decir ciertas cosas que no puede o no se atreve a decir. Karen (Naomi Watts) leerá esas cartas y sentirá curiosidad por Davis.
Demolición está dirigida por Jean-Marc Vallée, un cineasta canadiense que consiguió cierta repercusión gracias a Dallas Buyers Club, la película que le dio un Oscar a su protagonista, Matthew McConaughey.
Director de historias íntimas y dilemas vitales Demolicion es sobre todas las cosas la historia de un hombre que trata de dotar de sentido a la realidad cuando uno de los pilares de su cotidianidad se ha demolido.
Davis no tiene donde agarrarse, tal vez porque nunca quiso a su mujer o quizá porque la quiso pero nunca se ocupó de ella.
De hora y media de duración Demolicion es una película que pasa como un suspiro. Su estilo cortante, casi documental, es también conciso y rápido.
Aunque estamos ante un drama y aunque algunas cosas no las terminemos de entender, por lo menos al principio, sí que tenemos la sensación de estar delante de personajes reales que hacen cosas reales porque, quién ha dicho que todo tenga que ser tan fácil.
Davis no tiene a Dios para recurrir a él, ni si quiera un valor o una razón por la que existir. Su vida se convierte en un sinsentido que Vallée traslada muy bien a la película aunque nunca tengamos la sensación estar viendo algo caótico en un largometraje repleto de detalles visuales.
Por fortuna Davis no es un tipo fácil. No reacciona como cabría esperar pero por esto también es un personaje más interesante y por esto también, Demolición va de desmontar a Davis del mismo modo que él siente la sensación de demoler todo lo que hay a su alrededor. Su realidad, la que no le gusta, seguramente porque como con el amor de su mujer, nunca se ocupó de ella.