La recibieron en el aeropuerto como si fuera el mismo santo
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La familia orionita en Sudamérica vive días de fiesta, honrando las reliquias de su fundador. Una reliquia de san Luis Orione peregrina por el continente, y tras acompañar el Congreso Eucarístico Nacional en Tucumán, Argentina, una reliquia en sangre de san Luis Orione visitará la catedral de Buenos Aires.
La reliquia de Don Orione, fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia e inspirador de sus múltiples manifestaciones, arribó a la Argentina el 31 de mayo proveniente de Italia, traída por la superiora general de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, María Mabel Spagnuolo.
La recepción en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza fue calurosa, con cantos y pancartas, como si de recibir al santo en persona se tratase.
Rápidamente, la reliquia comenzó a recorrer centros donde la labor de los hijos e hijas de Don Orione se hace presente.
Geriátricos, hospitales, escuelas, prepararon el camino realizado por la reliquia hasta llegar al Congreso Eucarístico celebrado hace una semana en Tucumán.
La sangre de Don Orione volvió a dar su presente así en un evento de este tipo en la Argentina, ya que el santo, en vida, había participado del Congreso Ecuarístico Internacional de Buenos Aires en 1934, presidido por el entonces cardenal Eugenio Pacelli, luego Pío XII.
Fue ese el puntapié inicial de la gran obra del Pequeño Cottolengo Argentino.
El itinerario
Desde el domingo 26 de junio hasta el miércoles 29 la sangre está en la catedral de Buenos Aires, expuesta para la oración de los fieles y acompañando las misas.
Durante julio, visitará la Misión en Tostado, Santa Fe, y estará 15 días en la casa del Pequeño Cottolengo de Claypole, donde reposa el corazón del santo desde el año 2000.
Del 26 de julio al 2 de agosto estará en Asunción, Paraguay, y regresará a la Argentina para visitar las misiones en Paraná (Entre Ríos), Rafaela (Santa Fe), Saenz Peña (Chaco) y Tigre (Buenos Aires).
En septiembre la reliquia visitará Uruguay, en el Cottolengo Femenino y en el colegio Virgen de las Flores. En este país la familia orionita lleva adelante parroquias, colegios, centros, además del santuario Virgen de las Flores.
Estará en este país del 3 al 9 septiembre. Ese mes regresará a la Argentina para visitar Bahía Blanca, Neuquén, Comodoro Rivadavia, Río Cuarto y Mendoza.
En octubre estará cuatro días en la Basílica de Luján, y tras participar del capítulo provincial de las hermanas, partirá hacia Chile el 15 de octubre.
Vastísima obra
En un año que la Iglesia dedica a la misericordia, vale recordar la labor de una obra que desde sus inicios se vuelca de lleno a llevarla a quienes más la necesitan.
Sólo en la Argentina, la Pequeña Obra de la Divina Providencia cuenta con 16 cottolengos y hogares donde se atiende a más de 1.500 personas con discapacidad.
Además, lleva adelante 6 escuelas especiales, además de otras 22, donde estudian 21 mil alumnos. Esto junto a parroquias, centros, santuarios y otras comunidades.
En América, los hijos de Don Orione tienen presencia además en Brasil, Chile, Uruguay, Estados Unidos, Paraguay, Venezuela México y Perú.
Oración por su “segunda patria”
San Luis Orione consideraba a la Argentina su segunda patria, y en 1936 compuso esta oración por el país sudamericano.
¡Oh Jesús, que tanto has amado a tu patria
y consagraste el amor de patria
derramando lágrimas de sangre sobre Jerusalén,
mira con siempre mayor benignidad, oh Señor,
a esta, mi segunda Patria, a este gran pueblo argentino,
que me hospeda; donde el soplo
de la más generosa y cristiana caridad
ha dado vida al “COTTOLENGO ARGENTINO”,
que recibe a los pobres más infelices y desamparados
de toda nacionalidad y toda creencia!
¡Cuánta amabilidad, cuánta inteligente bondad he hallado!
¡Cuánta virtud y cuánto bien he aprendido
de este clero y de este pueblo!
En todos, y entre los ricos, y entre los pobres obreros,
he hallado corazones de príncipes.
Ama, oh Señor, a la Argentina,
porque la Argentina ama a tus pobres.
La fe y la nobleza de corazón de esta nación
son tan grandes, que bien merece
todas las bendiciones del cielo.
Brillen luego para ella días siempre más bellos
de esperanza en la luz de Cristo, luz de la ciencia,
de la libertad y del trabajo,
días llenos de prosperidad y de gloria”.