El Papa expresó su temor a través de una carta dirigida a los directores de la fundación vaticana
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Mientras la Iglesia en Argentina celebraba un congreso eucarístico nacional que durante años preparó, más páginas de los periódicos nacionales dedican espacio a la donación que la fundación vaticana Scholas Ocurrentes, con sede central en Buenos Aires y dirigida por dos argentinos, rechazó del gobierno que encabeza Mauricio Macri. Otros casos de corrupción, a los que ya hemos hecho referencia en Aleteia, tocan de cerca a la Iglesia.
Hace dos semanas, confluyeron en el Congreso Mundial de Scholas Ocurrentes en Roma rectores de universidades de todo el mundo, referentes solidarios, figuras de Hollywood como George Clooney y Richard Gere, youtubers, y hasta valientes expedicionarios ecológicos.
Horas después, se informó oficialmente desde el gobierno argentino que se destinarían 16 millones de pesos -un millón de euros-, para el funcionamiento de la sede de esta fundación vaticana en Buenos Aires.
Al poco tiempo, como también informamos en Aleteia, Scholas Ocurrentes, que había solicitado el monto supuestamente especificando los destinos, desistió de recibir esa donación. La cifra exacta era $16.666.000, y estaba destinada a cubrir los costos de mantenimiento de la sede central en el país.
En ese primer momento, se conocieron dos cartas entre el jefe de gabinete del gobierno argentino Marcos Peña, y los responsables de Scholas Ocurrentes Enrique Palmeyro y José María del Corral.
En la primera, los directores de Scholas informaban que habían decidido no aceptar los fondos oficiales debido a que “hay quienes pretenden desvirtuar este gesto institucional”.
En la segunda carta, el gobierno dio por recibido el aviso y ratificó su compromiso de acompañar a la fundación en “la importante tarea de impulsar y defender los valores de la paz, la inclusión y el encuentro de los jóvenes de todo el mundo”.
El intercambio epistolar formal fue distribuido periodísticamente para dar por tierra rápidamente versiones que vinculen el rechazo con supuestos malestares del papa Francisco con el gobierno de Mauricio Macri. Esa intención fue reforzada con posteriores declaraciones de Peña y de Del Corral.
El Papa pedía rechazar la donación por el momento de necesidad del pueblo argentino.
No caer en la corrupción
La revista Noticias, referente en investigaciones periodísticas en la Argentina, escribió el 16 de junio que el papa Francisco metería preso a Del Corral y a Palmeyro si pisasen nuevamente el Vaticano. La fuente para esos dichos no fue revelada. Pero esas versiones no probadas reflejaban el tono de lo manifestado en la opinión pública argentina en distintos medios.
Ese día, desde un portal en Roma se distribuyeron algunos fragmentos duros de una supuesta carta personal del papa Francisco a los directores de Scholas. En ella, les advertía que temía que “comiencen a resbalar en el camino hacia la corrupción”.
Al poco tiempo, medios en la Argentina difundieron la carta completa, que contenía conceptos igualmente duros, pero en un marco amistoso.
En la carta se muestra la confianza que el Papa mantiene con los directores de Scholas. Si bien la carta es personal, los conceptos no se contradicen con los otros expuestos formalmente, ni fue rechazada por Scholas.
En la carta, que deja en claro lo mencionado en los párrafos anteriores con respecto al gobierno argentino, el Papa profundiza sobre su temor de que los directores de Scholas caigan en la corrupción: “Es un camino resbaladizo, suave, cómodo… y tendremos mil razones para justificarlo, pero es un camino que mata. Prefiero una picada en un potrero de barrio, con una pelota común y con alegría limpia, a un gran campeonato en un estadio famoso pero rociado de corrupción”, escribió el Papa.
También hizo referencia a un convenio firmado años atrás a pocas semanas de que estallaran los escándalos de corrupción en el fútbol, tras los que Scholas desistió de recibir fondos comprometidos por la Conmebol, organismo regulador del fútbol sudamericano.
“Perdón si los ofendo… pero el miedo lo tengo yo. Es un resbalón suave, casi sin darse cuenta y que, luego, sigue el camino de toda tentación: crece, contagia y se justifica… y al final uno se encuentra peor que al principio”, continúa el Papa.
“Para defenderse de la corrupción”, sugiere Francisco, “ayuda la austeridad, la pobreza y el trabajo noble. Ustedes son apóstoles de un mensaje y no ‘ejecutivos‘ de organizaciones internacionales”.
No me quedé tranquilo
En la carta el Papa recuerda cómo le informaron de la donación que recibirían del gobierno argentino. Al finalizar el Congreso, “y un poco ‘en passant’, vos, Quique, me dijiste que el gobierno también había asignado a Scholas la planta de una escuela pobre. Te pregunté qué significaba eso y me dijiste que el presupuesto de una escuela pobre de barrio. No quedé tranquilo pero no era el momento de pedir explicaciones”, escribió Francisco.
Si lo solicitado al gobierno argentino se usase sólo para cubrir sueldos docentes de las 36 personas que trabajan para Scholas en la Argentina, cifra dada por una fuente que conoce a Scholas y ha trabajado en la Fundación, aún quedarían cinco millones de pesos por asignar, tomando en cuenta un sueldo docente con la máxima antigüedad y a doble turno en la ciudad de Buenos Aires.
Si las personas formalmente empleadas fuesen menos, más fondos quedarían fuera de los costos de la planta.
Cartas personales, mensajes abiertos
En otras ocasiones el papa Francisco ha enviado cartas a interlocutores sabiendo que serían difundidas, con el propósito de aclarar una situación o manifestar públicamente una preocupación.
Tres fuentes confirmaron esto a este periodista, y en los dos casos previos la misiva produjo un alto impacto en la opinión pública argentina e internacional. Este caso podría enmarcarse en uno similar al de aquellas ocasiones.
En este caso, la difusión de la carta entera dio pie además a un consecuente comunicado oficial de Scholas Ocurrentes en el que informa que se somete voluntariamente a auditorías internacionales de las cuatro grandes empresas que realizan estos estudios, los Big Four: Deloitte, KPGM, Ernst & Young y PwC.
El último estudio, afirman en un comunicado distribuido por la agencia Telam, fue realizado por KPMG, y presentado al Papa el 28 de mayo.
Recientemente, este periodista realizó esta pregunta al equipo de Comunicación de Scholas Ocurrentes, y no obtuvo respuesta, aunque en este comunicado posterior a la pregunta se sugiere la respuesta.
Ni los resultados de las auditorías, ni la información que proveen a las empresas que hacen las auditorías para que realicen los estudios, son compartidos en el sitio de internet de Scholas ni son precisados, como sí hacen otras organizaciones de la Iglesia que reciben donaciones de organizaciones y de personas.
Asimismo, la opción de contactar al personal de Comunicación en Scholas en su web ya no está disponible. En los inicios de la Fundación, se presentaba hasta un número celular. Hasta el reciente Congreso, por correo o por formulario. En las últimas semanas, nada.
Sí se responden comentarios en Facebook, de distinta índole, aunque usuarios denuncian que algunos son borrados.
Otras fuentes de ingreso claras
Junto con los supermercados Carrefour en la Argentina, la Fundación Scholas Ocurrentes recaudó en una campaña de dos meses 647 mil pesos, provenientes del vuelto en las compras donado por más de un millón y medio de personas al momento de pagar.
La empresa se comprometió a duplicar el monto, por lo que la cifra final donada fue de cerca de un millón 300 mil pesos. La donación estuvo destinada al Programa Fútbol con Valores.
El verdadero espíritu de Scholas
En el medio de este revuelo y pese a los “descuidos”, como advierte Francisco en la carta, 265 jóvenes participaron del programa Scholas Ciudadanía en la provincia argentina de La Rioja, compartiendo ideas y proyectos que mejoren sus comunidades.
Se trata de un programa intensivo con una probada metodología de trabajo para vincular las propuestas de los jóvenes con funcionarios y distintos actores que pueden facilitar soluciones.
La experiencia ha sido enriquecedora para los riojanos, como así también para los porteños del humilde barrio Carlos Mugica, al que se sumaron un grupo de jóvenes de Haití.