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¿Qué país fue el primero en recibir la aprobación papal para celebrar la fiesta del Sagrado Corazón?

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Philip Kosloski - publicado el 03/06/16
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Adivina cuál fue el primer país que recibió la aprobación papal para celebrar una fiesta en honor del Sagrado Corazón de Jesús.

¿Podría ser Francia, donde san Juan Eudes y santa Margarita María fueron promotores de la devoción al Corazón de Jesús? Pues no.

¿Podría ser Alemania, donde santa Gertrudis la Grande compuso oraciones para el Sagrado Corazón? Tampoco.

El primer país que instituyó una fiesta litúrgica en honor del Sagrado Corazón fue, de entre todos los lugares, Polonia. Así lo confirmó el papa Pío XII en su encíclica  Haurietis aquas.

 “La Sagrada Congregación de Ritos, por decreto del 25 de enero de 1765, aprobado por nuestro predecesor Clemente XIII el 6 de febrero del mismo año, concedió a los Obispos de Polonia y a la Archicofradía Romana del Sagrado Corazón de Jesús la facultad de celebrar la fiesta litúrgica. Con este acto quiso la Santa Sede que tomase nuevo incremento un culto, ya en vigor y floreciente, cuyo fin era ‘reavivar simbólicamente el recuerdo del amor divino’, que había llevado al Salvador a hacerse víctima para expiar los pecados de los hombres”.

Esta primera aprobación de la fiesta litúrgica derribó todas las barreras previas, ya que la petición de una fiesta ya había sido rechazada por papas predecesores.

La devoción al Sagrado Corazón se propagó rápidamente por toda Europa, pero aun así, la fiesta tardó cerca de cien años en extenderse a la Iglesia universal, con el papa Pío IX en 1856.

¿Cómo sucedió? ¿Por qué los obispos polacos solicitaron una celebración litúrgica del Sagrado Corazón a sabiendas de las anteriores negativas de la Santa Sede?

Todo comenzó con el padre Kasper Drużbicki, un sacerdote jesuita que vivió y trabajó en muchas ciudades de Polonia, Cracovia en particular, donde pasó seis años.

Falleció en 1662 y fue conocido por ser el máximo promotor de la devoción al Sagrado Corazón en Polonia.

Una de sus obras más importantes fue Meta cordium Cor Jesu (El Corazón de Jesús, meta de los corazones), que fue publicada de manera póstuma en 1683.

En este escrito, el padre Kasper explicaba esta especial devoción, además de muchas oraciones, una Oficina del Sagrado Corazón y las primeras letanías conocidas del Sagrado Corazón.

Se cree que escribió esta obra en 1623, mucho antes de que san Juan Eudes escribiera sus letanías, en 1668.

Tras la muerte del padre Kasper, la devoción del Sagrado Corazón se extendió y creció en intensidad con las revelaciones privadas de santa Margarita María.

Tuvo tan buena acogida entre el pueblo polaco que, en 1726, el rey de Polonia Augusto III realizó una petición a Roma para establecer una fiesta dedicada al Sagrado Corazón.

Las gentes de Polonia querían celebrar públicamente su amor y devoción al Corazón de Jesús y pedían que se creara una fiesta aparte.

Parece que Dios estuviera preparando este país para la “chispa” que prendería al mundo en las llamas de la misericordia de Dios.

Exactamente doscientos años después de que se estableciera la fiesta del Sagrado Corazón en Polonia, el arzobispo Karol Wojtyla recibió permiso para investigar la autenticidad de las revelaciones de Divina Misericordia de sor Faustina Kowalska, que estaban íntimamente ligadas a la devoción del Sagrado Corazón.

La providencia de Dios es siempre de una belleza digna de admiración y, a través de estos eventos, podemos ver que Dios siempre nos está dando empujoncitos en la dirección correcta, inspirando a santos de todos los siglos para que proclamen el maravilloso amor de Dios.

No es ninguna coincidencia que el papa Francisco nos pidiera mirar a Polonia en busca de inspiración durante este Jubileo de la Misericordia. Aprendamos de su ejemplo y consagrémonos al Sacratísimo Corazón de Jesús.

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