separateurCreated with Sketch.

Francofonia, o por qué aún existe la catedral de Notre Dame

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
José Luis Panero - publicado el 03/06/16
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

Un interesantísimo documental cuenta una historia inédita de la segunda guerra mundial

Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.


Deseo donar en 3 clics

Este viernes, 3 de junio, Wanda Vision lleva a las pantallas Francofonia, documental dirigido por el realizador ruso de 64 años Alexander Sokurov, a quien muchos consideran el sucesor del cineasta francés Andréi Tarkovski

Cuenta Jesse, personaje interpretado por Ethan Hawke en Before Sunrise (1995), que durante la Segunda Guerra Mundial, cerca de la liberación de París, el Führer mandó dinamitar la Catedral de Notre Dame, pero, estando ya los explosivos colocados y todo preparado, el militar encargado de ejecutar la orden fue incapaz de destruir una obra de semejante belleza…

A través de la historia de Jacques Jaujard (director del Louvre en 1940) y el conde Franz Wolff-Metternich (oficial responsable de la gestión cultural en el Tercer Reich), ambientada en París en 1940, el realizador siberiano explora la relación entre el arte y el poder. En este caso, el museo del Louvre será el principal lugar de la civilización viva. Una experiencia que no le es ajena, pues hace catorce años ya se adentró en otra pinacoteca cuando filmó en un portentoso plano secuencia de 96 minutos El arca rusa en el Hermitage de San Petesburgo.

Sokurov no concentra su mirada en las colecciones exhibidas en el Louvre, como sí ocurría en National Gallery (2014). A diferencia de este documental de Frederick Wiseman, Sokurov retrata este templo de la cultura sin distraerse demasiado en la filmación de pinturas o esculturas.

Francofonia deviene, pues, en un ensayo sobre la relación entre el arte y el poder, filmado a través de la alternancia entre dos de las mejores facetas de su director: la revisión crítica de un episodio histórico y sus fábulas de ensoñación. Al hilo principal se suman imágenes de archivo y otras rodadas como si lo fueran, la Libertad del célebre cuadro de Delacroix y Napoleón sentados juntos frente a La Gioconda, las reflexiones en voz alta del cineasta sobre la cultura y el pueblo y sus conversaciones telefónicas con su amigo Dirk, un capitán de un barco que lleva containers llenos de obras de arte y se halla en medio de una tormenta. El filme es, además, un homenaje de Sokurov “a los valores de Francia”.

Y es que tras un periodo caótico, en el que el museo había sufrido saqueos intencionados para salvaguardar sus tesoros, ambos hombres de ideologías opuestas unieron sus fuerzas para reestructurar el orden y encontrar los bienes perdidos.

Sin embargo, cabe señalar que Sokurov no pretende redimir al miembro de la SS por su labor de mecenazgo. Más bien, el cineasta pone de manifiesto la mentalidad hipócrita de los nazis: quienes resguardaron el Louvre también bombardeaban y destruían centenares de ciudades europeas. A todo este perfecto cóctel súmenle la hipnótica y cautivadora fotografía del oscarizado autor francés Bruno Delbonnell y el resultado les fascinará.

 

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Tags:
Aleteia vive gracias a sus donaciones

Permítenos continuar nuestra misión de compartir información cristiana y bellas historias apoyándonos.