Una antiquísima tradición cristiana señala que, huyendo de la persecución en Jerusalén, san Juan Evangelista habría llevado a la Virgen María consigo a Éfeso, en la región de Esmirna en Turquía, donde ambos pasarían los últimos años de sus vidas.
La tradición –tanto católica como ortodoxa- afirma que este es el lugar desde el que la Virgen María fue asunta al cielo.
Dos sacerdotes lazaristas, del colegio francés de Esmirna, dieron con la casa en 1891.
Cinco años después, el Papa León XIII visitó el sitio, y lo decretó oficialmente como un monumento para los cristianos. Ha sido visitado también por Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI.
El edificio es, en sentido estricto, una pequeña iglesia bizantina de entre los siglos XII y XIII, sobre una estructura datada entre el VI y el VII, edificada a su vez sobre un asentamiento, este sí, del siglo I.
Peregrinos cristianos de todas las denominaciones, y también musulmanes, visitan el lugar año tras año, especialmente el 15 de agosto, fecha de la Asunción de María.