Pilar disfruta de preparar clases, aunque implique sacrificar tiempo para juegos
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Rafael espera sentado y abrigado a que termine el colegio para empezar las clases. Su maestra Pilar estudia en la escuela. Pero pese a sus 11 años, cuando sale del colegio, va para su casa, cambia el material y el rol, y va a visitar a su vecino de 60 para enseñarle a leer y escribir.
Nunca aprendió, y ahora, tras varias clases con Pilar, ya se detiene a leer los carteles de las calles de Colastiné Sur, a unos 15 km de Santa Fe (Argentina), un pueblo rodeado por ríos con no más de 700 habitantes.
“Aprendí bastante. Yo no sabía nada”, confiesa Rafael en una entrevista al programa televisivo Telenoche. “Hace unos días pude leer de corrido un cartel que decía ‘prohibido pasar’”, aseguró orgulloso al diario El Litoral.
“Rafael, ¿no querés que te enseñe a leer? Porque es tan feo que se rían de la gente grande. Yo te voy a enseñar”, le dijo al hombre, tras enterarse de que por su analfabetismo no había podido obtener el registro de conducir. Y está cumpliendo con su propósito.
Pilar disfruta de preparar las clases, incluso a costa de sacrificar tiempo para juegos, como reconoce y agradece Rafael, el alumno.
“Los ejercicios se me ocurren a mí, le doy para que escriba palabras sueltas, para que escriba de qué color es una figurita que le pego, y como le gustan los animales también le pongo una imagen y él tiene que escribir de qué animal se trata y así va aprendiendo”, explicó al diario Clarín.
La joven maestra también utiliza las fotocopias que le entregan en el colegio, e incluso se hizo socia de la biblioteca para sacar libros, como reconoció a El Litoral.
La rutina no tiene descanso; es diaria, y contempla incluso fines de semana que Rafael no tenga que ir a trabajar. Sin embargo, la duración de cada clase depende del cansancio del alumno; pero en general, duran una hora.
“Yo no sé con qué agradecerle lo que ella hace. Si yo no sabía nada”, expresa Rafael, chaqueño, hachero desde niño. En el monte, el colegio le quedaba a 7 leguas, unos 30 kilómetros, y nunca fue.
Ahora que a los 60 es alumno de una maestra a domicilio, sueña con terminar de aprender para poder leer el Martín Fierro.
En un futuro, aunque pareciera que la vocación docente ya marcó a Pilar, le gustaría ser arquitecta. Aunque Rafael querría que fuese abogada, para defenderlo.
Recientemente, maestra y alumno fueron reconocidos por el Concejo Municipal y desde entonces enfrentan juntos un raid mediático que no les nubla el objetivo de seguir aprendiendo juntos.
Analfabetismo
Según el Banco Mundial, la tasa de alfabetización en Argentina en mayores de 15 años es del 98%, mientras que en América Latina es del 92.3%, y a nivel mundial, asciende al 85,2%.
La alfabetización comprende la capacidad de leer y escribir, con entendimiento, una proposición simple y breve sobre su vida diaria.
El país del mundo con mayor cantidad de analfabetos es la India, informó recientemente Unesco, donde 287 millones de adultos no saben leer ni escribir.
Las cifras más alarmantes provienen de África, donde se registran numerosos estados con porcentajes inferiores al 50%.