El Pontífice en la audiencia general contra el lujo y el derroche
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El rico está “encerrado en su propio mundo de lujo y de derroche”, excluyendo al pobre. “Ignorar a los pobres es despreciar a Dios”, expresó el papa Francisco en la audiencia general de este miércoles 18 de mayo de 2016 en la plaza de San Pedro.
El obispo de Roma quiso denunciar la “contradicción de un mundo donde la inmensa riqueza y los recursos están en pocas manos”. Ayer mismo llamaba nuevamente a los sacerdotes a no buscar poder, dinero y posición.
El Papa continuó su meditación sobre la misericordia en el Evangelio y se detuvo sobre la parábola del “rico epulón” y del “pobre Lazaro” (Lc 16,19-31) para destacar la relación entre pobreza y misericordia.
“¿Cuántas veces tanta gente finge no ver al pobre? Para ellos los pobres no existen”, constató el Papa, que ayer, en la homilía de Santa Marta, afirmó que el dinero y el poder ensucian la Iglesia.
En este sentido, en el discurso en idioma español, el Pontífice subrayó: “Esta parábola nos enseña que la misericordia de Dios con nosotros está estrechamente unida a la nuestra con el prójimo”.
Asimismo, insistió, “cuando falta nuestra misericordia con los demás, la de Dios no puede entrar en nuestro corazón cerrado. Dios quiere que lo amemos a través de aquellos que encontramos en nuestro camino”.
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Igualmente, “si yo no abro la puerta de mi corazón al prójimo esa puerta se queda cerrada, también para Dios”, expresó.
En esta línea, el Papa habló de conversión: “No debemos esperar acontecimientos milagrosos, sino abrir el corazón a la Palabra de Dios, que nos llama a amar a Dios y al prójimo”.
Y presentó la visión de Jesús: “En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí” (Mt 25: 40).
El Papa hizo notar que el “rico” es llamado por Jesús “solamente por su adjetivo, mientras el nombre del pobre es repetido cinco veces; (el nombre) Lázaro significa Dios ayuda”.
En su catequesis explicó que la riqueza y la miseria son dos modos de vivir que se contraponen.
De esta manera, el rico “disfruta de una vida de lujo y derroche; en cambio, Lázaro está a su puerta en la más absoluta indigencia, y es una llamada constante a la conversión del opulento, que este no acoge”.
Rico y pobre tienen el mismo destino…
El Pontífice recordó que antes o después ricos y pobres morirán, “tienen el mismo destino”. E ilustró el signo de la parábola: “La situación se invirtió para ambos después de la muerte”.
“El rico fue condenado a los tormentos del infierno, no por sus riquezas, sino por no compadecerse del pobre”, agregó.
El rico –continuó– en su desgracia, “pidió ayuda a Abrahán, con quien estaba Lázaro. Pero su petición no pudo ser acogida, porque la puerta que separaba al rico del pobre en esta vida se había transformado después de la muerte en un gran abismo”.
El canto de los pobres de la Tierra
Al final el Papa saludó a los fieles y pidió escuchar este Evangelio junto con los pobres de la Tierra para cantar con María:
“Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos, y despidió a los ricos con las manos vacías. “(Lc 1. 52 a 53)”, concluyó.
Recuerdo del nacimiento de Juan Pablo II
En la conclusión, el Papa recordó el aniversario del nacimiento de san Juan Pablo II (18 de mayo de 1920) durante el saludo a los fieles de Polonia, país que visitará en julio con ocasión de la JMJ, en la que se encontrará con jóvenes de todo el mundo.
“Me uno espiritualmente al presidente de la República de Polonia, con los combatientes y los participantes en la santa misa en el cementerio polaco de Montecasino (a las afueras de Roma) para recordar los caídos”, dijo.
Francisco recordó además a los fieles que “se reúnen en Torun para la consagración del santuario de la bienaventurada Virgen María estrella de la nueva evangelización y de san Juan Pablo II”.
Oración y saludo por los niños de Ucrania
Después saludó a los “niños ucranianos, huérfanos y refugiados debido al conflicto armado que prosigue en el este del país”.
Por intercesión de María Santísima renuevo mi oración para que se llegue a una paz duradera, que pueda consolar a la población que sufre y ofrezca un futuro sereno a las nuevas generaciones”. Su saludo fue traducido en ruso.