La milengrana fue una de las principales “hierbas santas” La milengrana (lat., Herniaria glabra) es una planta conocida popularmente como herniaria y, también, como “hierba de san Francisco”.
Florece durante toda la primavera y el verano en terrenos arenosos y en los márgenes de las eras y los cultivos.
Hay que recogerla cuando florece y se tiene que renovar cada año porque, de un año para otro, pierden virtud o fuerza los principios activos que contiene.
La milengrana fue una de las principales “hierbas santas” y la propagaron por toda Europa, de manera particular, los frailes menores, los hijos de san Francisco.
Es una planta medicinal que se ha utilizado, con probada eficacia, para romper las piedras y ayudar a orinar a los enfermos con retención puesto que es una de las hierbas diuréticas más activa y poderosa, tal y como se puso de relieve por los antiguos herbolarios capuchinos que definieron la milengrana como una “Planta rastrera, de gran virtud, usada tradicionalmente en los conventos de franciscanos para curar el mal de piedra y para provocar la orina. Las matas de la arenaria deben secarse a la sombra y renovarse cada verano” (BHC, Pócimas de capuchino, 57).
Los franceses llaman a la milengrana herbe noué (hierba de los nudos), puesto que es relativamente parecida a la centinodia o hierba de los cien nudos, que se suele llamar también sanguinaria o polígono macho (lat., Polygonuym aviculare) que fue muy estimada en la época medieval por detener las diarreas y sobre todo, las hemorragias (de ahí el nombre de Sanguinalis herba).
El médico del papa Julio III, D. Andrés de Laguna (†1560), en el ya lejano 1555 ofrecía esta bella descripción: “El polígono macho es una hierba que produce muchos ramos subtiles y tiernos y de trecho a trecho ñudosos, los cuales se estienden por tierra como la grama. Sus hojas son como las de la ruda, empero más tiernas y ansí mesmo más luengas, junto a cada una de las cuales suele estar la simiente, de donde vino a llamarse macho. Su flor es blanca o bermeja. Su zumo, bebido, tiene fuerza de resfriar y de restriñir, y ansí és útil a los que arrancan sangre viva del pecho, a los gómitos de cólera exorbitantes, a los flujos de vientre y a las dificultades y estilicidios de orina, la cual provoca eficacísimamente. El polígono bebido con vino es útil a los mordidos de las serpientes” (Acerca de la materia medicinal, IV,4).
En este mismo sentido, los antiguos capuchinos también escribieron que “una tisana de hierba sanguinaria es un excelente depurativo y calma la sed a los enfermos. Su cocción es aplicada para combatir los cólicos, cámaras de sangre, malas digestiones y para restañar las hemorragias” (BHC, Pócimas de capuchino, 52).
Por fra Valentí Serra de Manresa
Artículo publicado originalmente por Catalunya Cristiana