Conocida como la “casa de la iglesia de Dura-Europos”, en Siria, alguna vez albergó algunas de las primeras imágenes cristianas de la historia.Vistas desde fuera, las ruinas de la casa de la iglesia de Dura-Europos, no tienen nada de especial. De hecho, la edificación, en sí misma, no es en absoluto llamativa. Es, en efecto, una casa, como la de cualquier vecino, en la que, como era la costumbre en los primeros siglos del cristianismo, se reunía la comunidad de creyentes a orar, leer las Escrituras y celebrar la Eucaristía.
Ubicada en Dura-Europos, en Siria, los arqueólogos calculan que debe haberse construido cerca del año 229, y que se utilizó como sitio de congregación de la comunidad cristiana siria entre el 233 y el 256, por lo que es la edificación más antigua conocida en la que se hubiese celebrado algún tipo de liturgia cristiana.
Pero lo especial de esta “iglesia-casa”, de la que sólo quedan algunas paredes, no es sólo esto. En efecto, el que la comunidad se reuniese en casa era, como queda dicho, común, al no tener lugares oficiales de culto.
Esto hacía de la casa un espacio litúrgico, y esta no era la excepción: en ella se consiguieron fragmentos de los que podrían estar entre los primeros frescos con imágenes bíblicas de la historia del cristianismo y, junto a ellos, fragmentos de pergaminos con oraciones eucarísticas pertenecientes a la tradición de la Didaché, un texto doctrinario del siglo I.