separateurCreated with Sketch.

Teen Wolf: una buena metáfora de los sueños adolescentes

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Marcelo López Cambronero - publicado el 09/05/16
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

Una serie entretenida que mezcla con acierto el suspense, el crimen y el romanticismo

Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.


Deseo donar en 3 clics

“Está bien. Es perfecto. Estoy en los brazos de mi primer amor. La primera persona que he amado. La persona a la que siempre voy a amar”. Seguro que cuando vio el título de esta serie pensó que repetiría la manoseada trama adolescente: chico guapo se convierte en hombre lobo y su vida cambia completamente mientras trata de ocultar su secreto a la preciosa joven de la que se ha enamorado. Es así y, sin embargo, no es exactamente así. Es algo más.

Teen Wolf (2011) está inspirada en la película de 1985 del mismo título, que en España se presentó como De pelo en pecho y en otros países de Latinoamérica como Travesuras de un lobo adolescente o Lobo adolescente. El film original fue protagonizado por el entonces exitoso Michael J. Fox, que acababa de saltar a la fama con la primera entrega de la saga Regreso al Futuro. Después hubo una segunda parte en la que debutó el prolífico Jason Bateman, ganador de un Emmy con la extraordinaria comedia Arrested Development, que en España pasó sin pena ni gloria; e incluso una serie de dibujos animados que pretendía seguir explotando la frescura y el humor de aquel primer largometraje. De todas las versiones, incluyendo la inicial, podemos considerar que esta de la que hablamos es la más lograda.

El personaje principal, Scott MacCall, es un chaval patoso y torpe que falla estrepitosamente en los tres ámbitos en los que cabe sobresalir dentro del típico ambiente del high school americano: es mal deportista, no resulta interesante ni atractivo y obtiene malas calificaciones. Sin embargo, todo cambiará cuando sea mordido por un lobo, lo que transforma su manera de sentir y de afrontar la realidad.

Como sucede en otras series –recordemos al secundario Marshall Eriksen de Cómo conocí a vuestra madre, por ejemplo- quien más cautiva al público es “el amigo”, que en este caso se llama Stiles Stilinski. Lo interpreta un inteligente, simpático, atractivo y desmañado Dylan O’Bryan, que ganó con su actuación numerosos premios, entre ellos el Teen Choice Awards al mejor “roba escenas”. El motivo es que su presencia en pantalla eclipsa en muchas ocasiones a los que deberían ser sobre el papel los verdaderos protagonistas.

Stiles, el gran amigo de Scott, parece ser de los pocos que entienden que le iría mejor si se alejase de su amada, a lo que él no está dispuesto. Ella, de nombre Allison, es la chica nueva del instituto, bella, divertida y llena de sorpresas, que se sentirá atraída por Scott de inmediato. Desgraciadamente sus padres pertenecen a una estirpe de antiguos cazadores de hombres lobo y esto les llevará a perseguir al amor de su hija sin conocer su verdadera identidad, lo que dará lugar a complicaciones de la trama que añaden suspense y, en ocasiones, divertidas situaciones propias de las comedias de enredo.

El romance entre Allison y Scott resulta tierno y esperanzador, y está preparado para despertar el interés del público juvenil. Él, de hecho, se siente dispuesto a derribar cualquier obstáculo que se le interponga en el camino de la felicidad, lo que incluirá una creciente lucha interior con sus instintos salvajes y violentos, además de tener que enfrentarse con el resto de indómitos lobeznos que circulan por la zona.

Siguiendo el eco del amor cortés medieval pero sin caer en lo empalagoso, cada capítulo se convierte en un combate con las circunstancias para evitar que enturbien el futuro que espera a Scott y Allison si, al final, consiguen salir airosos del embrollo en el que están envueltos.

En definitiva, se trata de una serie entretenida que mezcla con acierto el suspense, el crimen y el romanticismo. Recomendada para ayudar a nuestros adolescentes a recuperar el deseo por tener una vida grande, en la que el amor sea algo que se pueda cumplir y por lo que merezca la pena luchar.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Aleteia vive gracias a sus donaciones

Permítenos continuar nuestra misión de compartir información cristiana y bellas historias apoyándonos.