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Triple 9: Una buena película, aunque sea dura y sucia

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Ramón Monedero - publicado el 06/05/16
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La película de John Hillcoat es, como casi toda cinta policiaca, una historia moral fría y dura muy bien escrita aunque lejos de la gran película que algunos se empeñan en apuntar

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El cine policiaco siempre ha sido un cine moral. Desde que el cine negro se levantara sobre los sólidos cimientos del clasicismo de Hollywood las historias de policías y ladrones son, en la mayoría de los casos, relatos de ética, de moralidad y también de amistad y de lealtad. Una cosa no está reñida con la otra ni si quiera entre “los malos” fundamentalmente porque también son seres humanos perdidos en un laberinto de crimen y muerte.

De todo esto hay en Triple 9, aunque sea complicado empatizar con los delincuentes y con los abundantes policías corruptos que salpican el metraje de la película de John Hillcoat. Triple 9 es una película seca, fría e incluso incómoda que no se anda con remilgos a la hora de entrar en materia.

El film de Hillcoat es un título violento pero tal vez lo más duro no sea esto, sino la contundencia y la total ausencia de manierismos con la que su director afronta las situaciones. Por momentos Triple 9 recuerda lejanamente al cine de Don Siegel (Harry el sucio), Sidney Lumet (El príncipe de la ciudad) e incluso a aquella áspera película de policías en Los Angeles dirigida por Dennis Hooper titulada Colors.

A veces no es agradable meter la cabeza en los suburbios donde se cuece toda la delincuencia. Y eso es lo que hacen todos los días unos policías que al final terminan contaminándose. No se trata de que hagan la vista gorda con determinados delincuentes es que directamente se han enfundado un pasamontañas, han cargado un arma y han atracado un banco. A veces acercarse demasiado al demonio puede convertirte en uno de ellos. No es la primera vez que el cine, y concretamente el cine policiaco, nos dice algo parecido.

Triple 9 en cambio se esfuerza por organizar una trama compleja con personajes verosímiles en situaciones reales o que al menos, parezcan reales. Su director, John Hillcoat, había filmado años atrás un peliculón sobre un padre y su hijo en mitad del fin del mundo titulado La carretera y que dejó a más de un clavado en su butaca de modo que parecía el cineasta idóneo para abordar una buena película policiaca.

Desde luego se advierte que Triple 9 no es más de lo mismo y que pretende ofrecer algo diferente por lo menos algo más intenso, más verosímil. Un crítico dijo de ella que era como una taladradora que penetraba más y más en la cabeza del espectador durante dos horas. No sé, a mí esto me resulta un poco excesivo.

Nadie le puede negar contundencia a Triple 9 pero también me parece una película bastante funcional. Filmada como lo podría haber hecho cualquier director mínimamente espabilado los grandes aciertos del film de Hillcoat no están detrás de la cámara sino delante de ella. Concretamente en lo que dicen sus personajes y en las situaciones que se plantean o dicho de otro modo, en su guion firmado por Matt Cook que firma con este su primer libreto para un largometraje.

Triple 9 no es un largometraje para todos los públicos (violencia, drogas…) entre otras razones porque aburrirá soberanamente a aquellos que no estén acostumbrados a ver películas con un boli y un block de notas al lado. Su enmarañada trama no lo pone fácil y su campaña de publicidad tampoco, que la han vendido como si fuera una cinta de acción al uso. Dicho esto, no se equivoquen, Triple 9 es una buena película aunque sea dura y sucia, pero también podría haber estado mucho mejor.

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