Diseñado por Antonio Da Sangallo el Joven, y comisionado por el Papa Clemente VII, recuerda a una historia tradicionalmente atribuida al patrono de Irlanda
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El “Pozzo di San Patrizio” es un antiguo pozo ubicado en Orvieto, Umbría, en la Italia central, construido durante la década que va de 1527 a 1537, por mandato del Papa Clemente VII, quien se había refugiado en la ciudad, mientras las tropas renegadas del ejército del Sacro Imperio Romano, bajo el mandato de Carlos V, saqueaban Roma.
La estructura del pozo, diseñada por Antonio Da Sangallo el Joven, es una impresionante obra de sofisticada ingeniería. Se trata de una columna hueca cilíndrica que se hunde 63 metros bajo tierra, tiene 13 metros de ancho, y está flanqueada por dos escaleras de 248 peldaños cada una, anchos y cómodos, en diseño de doble hélice; por una bajan bestias de carga, con los recipientes vacíos para llenarlos de agua, y por la otra suben, sin obstruirse jamás. Al fondo del pozo, iluminado por 72 ventanas que proveen de luz a toda la estructura, hay un puente que comunica ambas escaleras, y al que podían acceder los pobladores para buscar agua sin necesidad de mulas. Este doble acceso garantiza el surtido ininterrumpido de agua a la ciudad de Orvieto, y era un diseño único en toda la Europa de entonces.
En un principio, esta sorprendente pieza de arquitectura se llamaba, simplemente, “Pozzo della Rocca”, el “pozo de la piedra”, o “el pozo de la fortaleza”, pues está a muy poca distancia de la Fortaleza de Albornoz. No fue sino hasta el siglo XIX cuando su nombre fue cambiado por el actual, “Pozo de San Patricio”: los frailes de un convento cercano asociaron la profundidad del pozo, y el proceso de descender hasta el puente para sacar de él el agua necesaria, a un antiguo poema francés del siglo XII, llamado “L’Espurgatoire Saint Patriz” –“El Purgatorio de San Patricio”-. Este poema no es sino una traducción de un texto escrito en latín, el Tractatus de Purgatorio Sancti Patricii, escrito por un monje cisterciense inglés conocido simplemente como H. De Saltrey.
Este tratado fue, por años, la representación más influyente del Purgatorio, hasta la aparición de la Divina Comedia. La clave está en que el personaje principal del Tractatus, un caballero irlandés de nombre Owein, desciende al purgatorio: de acuerdo a una de las historias tradicionalmente asociadas a San Patricio, Cristo habría mostrado al santo el acceso al Purgatorio bajando por una cueva, un cañón o un pozo.
Antes de que el pozo fuese terminado, Clemente VII y Carlos V habían resuelto sus diferencias, por lo que Orvieto nunca fue asediado o saqueado. Sin embargo, las obras de construcción del pozo continuaron por una década más, hasta que fue concluido.