Una de las hortalizas más apreciadas en las dietas de adelgazamiento y un depurativo natural del hígado
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La alcachofera o alcachofa (lat., Cynara scolymus) es una hortaliza que dos mil años atrás ya gozaba de un gran prestigio, especialmente en los guisos de la cocina romana,
pues los romanos la servían laminada y aderezada (a modo de carpaccio) y también solían comer el corazón tierno de la alcachofa, bien aliñado, con un buen aceite y vinagre y también comían los corazones de alcachofa con caracoles.
La alcachofa es, al mismo tiempo, una planta medicinal muy eficiente para curar las enfermedades de la vesícula biliar ya que la cinarina que contiene esta planta favorece la producción de la bilis, de modo que es la principal hortaliza depurativa del hígado porque también contiene inulina que es una sustancia de sabor muy amargo estimuladora de la digestión de las grasas y que se ha mostrado eficaz
para rebajar los niveles de glucosa y de colesterol.
A pesar del prestigio que consiguió la alcachofa en la cocina de Roma, esta hortaliza no penetró en la gastronomía hispana hasta bien entrado el siglo quince.
Actualmente se cultivan gran variedad de alcachofas: la alcachofa blanca de Tudela, las alcachofas italianas de la Toscana, las francesas del Rosellón y de la Provenza y, sobre todo, las alcachofas de Benicarló y de El Baix Llobregat, que son unas de las hortalizas
más saludables, y más apreciadas, de la cocina mediterránea.
La alcachofa se recomienda tomarla un rato antes de las comidas. El prestigioso botánico
Pius Font i Quer (†1964) escribió que “el cultivo y el perfeccionamiento del cardo de comer y de la alcachofa se remontan a la gran antigüedad. En diversas representaciones del antiguo Egipto aparecen con frecuencia unas a modo de piñas que semejan ser
las cabezas de la alcachofera o del cardo” (Plantas medicinales, 604).
En cuanto a las flores de cardo o hierbacuajo (lat., Cynara cardunculus) en la praxis de la medicina popular se han empleado para cuajar la leche destinada a la elaboración del requesón o del queso.
La alcachofera es una hortaliza derivada del cardo comestible que, cultivado desde antiguo en los huertos, ha ido mejorando como hortaliza a lo largo de los años y, actualmente, produce unas cápsulas muy sabrosas y ricas en fibra.
Además, la alcachofa es una hortaliza muy rica en minerales como el magnesio,
calcio y potasio y es especilmente útil para curar las enfermedades del hígado.
Actualmente, algunos especialistas en medicina natural hablan de la Cinoterapia, dadas las numerosas cualidades y las peculiares propiedades de esta hortaliza que era
cultivada de esta guisa por los antiguos hortelanos capuchinos.
Como las alcachofas son muy saciantes, bajas en calorías y muy ricas en fibra, se han convertido en una de las hortalizas más apreciadas en las dietas de adelgazamiento, y dada su capacidad drenante y disolvente de las grasas, también ayudan a rebajar el colesterol y a combatir las dermatitis, el acné y los eczemas.
El corazón de la alcachofa tierna con guisantes estofados es un plato de temporada excelente.
En el próximo artículo os hablaré, si Dios quiere, de la hierba luisa, que es una de las hierbas más apreciadas por la tradición medicinal contemporánea.
Por Fray Valentí Serra de Manresa
Artículo publicado originalmente por Catalunya Cristiana