El relato misionero sobre la evangelización en el Nuevo Mundo fue el que la impulsó a Teresa a convertirse en la santa andariegaDesde siempre Santa Teresa de Jesús, mística española y reformadora de la Orden del Carmelo, tuvo una vinculación directa con América, ya que sus hermanos partieron a la Conquista.
Este especial vínculo de la religiosa con el Nuevo Mundo es precisamente el eje central de la exposición Teresa de Jesús. Corazón en España, alma en América, inaugurada el 31 de marzo en la Casa de América, situada en la Plaza de Cibeles, en Madrid.
La muestra, organizada por Rocaviva Eventos con motivo del V Centenario de Nacimiento de la santa -celebrado el pasado 2015-, consta de 27 paneles en los que se recorren la vida de la fundadora carmelita, y de diferentes personalidades que se cruzaron por su camino, pero, sobre todo, su especial vínculo con el Nuevo Mundo.
Cada uno de los paneles cuenta con extractos de los escritos teresianos y fotografías con interiores de los primeros caramelos, así como piezas inéditas, entre ellas facsímiles, recreaciones de la cocina primitiva, filatelia y óleos del artista Eugenio López-Berrón de Ávila, ciudad natal de Teresa de Jesús.
En la muestra se destaca una obra de especial significado. Se trata de la Virgen Quiteña con que la Santa fundó el primer Carmelo el 24 de agosto de 1562. La imagen, exhibida por primera vez al público, fue enviada a santa Teresa por su hermano Lorenzo desde Quito en 1561.
Sobre este hecho se refieren Belén Yuste y Sonnia L. Rivas, comisarias de la exposición: “Vencida su batalla interior, abandonó la mitigación en que vivía para fundar el convento de San José de Ávila, cuna del Carmelo Descalzo”.
“Fue clave para cimentarlo la ayuda económica de su hermano Lorenzo, que afincado en Quito gozaba de gran fortuna y fue importante valedor de la obra teresiana”.
“En 1561 le envió la talla de la Virgen que puede admirarse en la exposición, y que ella le agradeció en la carta del 23 de diciembre de 1561: ‘Por lo que a mí envía mi hermano, le beso mil veces las manos; que si fuera en el tiempo que yo traía oro, hubiera harta envidia a la imagen, que es muy linda en extremo'”.
Se destacan también los sucesos vividos por sus hermanos en América junto con los conquistadores, misioneros y virreyes, y el papel que jugó su sobrina, Teresa de Cepeda, quien profesó como religiosa del Carmelo 1582 y fue la primera carmelita americana.
“En 1604 tuvo lugar en Puebla de los Ángeles la fundación del primer Carmelo femenino del Nuevo Mundo y en 1618, Teresa de Jesús, siendo aún beata, fue declarada patrona de la provincia, el arzobispado y la ciudad de México. Fruto de aquella siembra fue, a principios del siglo XX, la santa chilena Teresa de los Andes“, agregan las comisarias de la exposición.
Asimismo, la muestra destaca cómo el relato misionero sobre la evangelización en el Nuevo Mundo fue el que la impulsó a Teresa a convertirse en la santa andariega, sobre todo para consolidar la labor misionera en América.
Según lo recuerda la religiosa en Fundaciones, y que citan las comisarias: “‘Acertó a venirme a ver un fraile francisco, llamado fray Alonso Maldonado, […] con los mismos deseos del bien de las almas que yo, y podíalos poner por obra, que le tuve yo harta envidia. Este venía de las Indias poco había […] hízonos un sermón y plática y fuese. Yo quedé tan lastimada de la perdición de tantas almas, que no cabía en mí […] clamaba a nuestro Señor, suplicándole diese medio como pudiese mi oración algo, ya que yo no era para más. Había gran envidia a los que podían por amor suyo emplearse en esto aunque pasasen mil muertes'”.
La exhibición, de entrada libre, estará abierta al público hasta el 16 de abril.
Con información de SIC, Casa América y Semanario Alfa y Omega.
Artículo publicado originalmente por Gaudium Press