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El papa Francisco invitó a compartir la misericordia de Dios con todas las personas, colegas, amigos y familiares. “Es lindo ser perdonado, pero si tú quieres ser perdonado, perdona tú también, ¡perdona!”, reiteró.
El Pontífice terminó este miércoles 30 de marzo la serie de catequesis sobre la misericordia y el Antiguo Testamento (Biblia) durante la acostumbrada audiencia general en una Plaza de San Pedro engalanada por 30.000 flores instaladas por los católicos holandeses el Domingo de Pascua.
En otro momento indicó que Dios cancela el pecado de raíz, y no superficialmente como se hace lavando en la lavandería un vestido manchado.
De esta manera, explicó la dignidad del perdón de Dios: “Pero, Padre, yo soy débil, yo caigo, caigo… si tú eres débil, álzate, álzate…¿qué hace un niño cuando cae? Extiende la mano a la mamá o al papá para que lo alce”.
Con su perdón, Dios nos enseña que su amor es más grande que nuestro pecado, y nos asegura que Él nunca nos abandona. “Pues si caes por debilidad en el pecado, levanta la mano, el Señor la tomará y te ayudará a levantarte. ¡Esta es la dignidad del perdón de Dios!”.
“Dios es más grande de nuestro pecado”
La lectura de hoy se basó en el Salmo 51, llamado Miserere, oración penitencial, en la cual el que reza pide ser renovado, purificado en su espíritu por Dios misericordioso.
La tradición judía –comentó Francisco- se relaciona con la tradición de la historia de vida del Rey David, que cometió dos pecados con Betsabé y evoca la misericordia de Dios. “No era una pequeña mentira, había hecho un asesinato y un adulterio”, recordó.
“¡Pero, padre, he hecho tantas cosas malas…!”, rememoró Francisco la voz de un fiel, la posición de un persona que vuelve a caer en el pecado y se arrepiente.
Y pidió a la multitud presente en una soleada plaza de San Pedro que repitiera por tres veces: “Dios es más grande de nuestro pecado”, y así se escuchó repetidamente en coro.
El Pontífice aseguró que Dios destruye el pecado, lo cancela, lo quita de raíz y ofrece un perdón que va más allá de los superficial.
Por ende, el penitente se vuelve puro, dijo volviendo a la enseñanza del Salmo 51, e indicó que el pecador vuelve a “ser puro como la nieve con el perdón de Dios”.
Luego, Francisco miró a la multitud y dijo: “Que alce la mano quien está libre de pecado; ¡Nadie, todos somos pecadores!”.
“Ahora, una nueva realidad comienza para nosotros, un nuevo corazón, un nuevo espíritu, una nueva vida. Nosotros que somos pecadores, que hemos acogido la gracia divina, hasta podemos enseñar a los otros a no pecar más”, agregó.
Todos necesitamos del perdón de Dios. Es el signo más grande de su misericordia, recordó.
Papa Francisco: “Cuando un niño se cae ¿qué hace?”
“Pero, Padre, yo soy débil, yo caigo, caigo… Pues si te caes ¡Levántate! -reiteró-. ¿Qué hace un niño cuando cae? Alza las manos a la mamá o al papá para que lo levanten.
Hagamos lo mismo, si caes por debilidad en el pecado, levanta la mano, el Señor la tomará y te ayudará a levantarte. ¡Esta es la dignidad del perdón de Dios!
Dios ha creado a la mujer y al hombre para que estén de pie”, explicó.
Todos podemos compartir el perdón de Dios
“Queridos hermanos y hermanas, todos necesitamos del perdón de Dios. Es el signo más grande de su misericordia. Un don que cada pecador perdonado está llamado a compartir con cada hermano y hermana que encuentra”.
“Que la Virgen María, Madre de Misericordia, interceda por nosotros, para que sepamos ser testigos del amor del Señor, que perdona nuestros pecados, nos purifica y nos transforma -concluyó-. Feliz Pascua de Resurrección. Muchas gracias”.
#PapaFrancisco: "Dios es más grande que nuestro pecado". pic.twitter.com/YYPqaTgE75
— Aleteia (@AleteiaES) March 30, 2016
Hoy celebramos a...