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Pero, ¿cuál es el problema de Donald Trump?

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Jaime Septién - publicado el 19/03/16
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Un sacerdote jesuita intenta descifrar la personalidad del pre-candidato republicano a la presidencia de EE UU

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El sacerdote jesuita mexicano José Ismael Bárcenas ha escrito en El Observador digital una columna de su sección “Entre paréntesis”, titulada “Radiografía de un perfecto ególatra” sobre el virtual candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, Donald J. Trump.

Para situar a Trump, célebre ya por sus declaraciones altisonantes y racistas, el padre Bárcenas recuerda unas líneas que Søren Kierkegaard le dedica a Nerón. “Nerón vivía en los caprichos del instante. Incendia Roma y no sabemos si los motivos fueron los resentimientos acumulados hacia la ciudad eterna o simplemente para disfrutar del espectáculo”, dice el sacerdote jesuita.

Más adelante describe la naturaleza de Nerón como la melancolía. “Entendamos –afirma– melancolía como desequilibrios y falta de armonía en las relaciones con los demás, consigo mismo, con Dios y con la naturaleza. Hay algo en Nerón que se quiere fraguar y no cuaja. Su falta de consonancia entre sus fueros internos y externos no se da y una pesada sombra comienza a cubrirlo todo como una nube. Nube de pesimismo, desprecio y odio.”

Gozo en aterrorizar a los demás

La mirada de Nerón es sombría y alarma a todo el mundo. Detrás de sus ojos no hay sino tinieblas. Es la mirada llamada “imperial”, ante la cual tiembla el mundo entero. Es la mirada del terrorista o del dictador, dice el padre Bárcenas, y agrega: “su gozo y placer es aterrorizar a los demás. Y, sin embargo, en el fondo, Nerón es presa de la angustia. Está seco y nada lo sacia. Su pecado es no querer profundamente a nada, ni a nadie, sólo se ‘ama’ a sí mismo.”

Tras especular sobre la infancia o, más bien, sobre la adolescencia “herida”, el padre jesuita revela que lo inquietante es que ese niño o adolescente “herido”, aspira a la presidencia de la mayor potencia mundial. Por un lado, la campaña electoral le viene bien pues vive para los reflectores y para el ‘qué dirán’. Le gusta ser el centro de la atención. Goza de los aplausos. Disfruta haciendo alarde de bravuconadas y descalificaciones.”

Sin embargo, agrega “es un arrogante showman que está jugando con fuego y sopla sobre las cenizas de una sociedad que guarda vergüenzas como el Ku Klux Klan. Es muy preocupante, como señala Obama en una entrevista, que llegue a tener los códigos para lanzar misiles nucleares.”

Finalmente, el padre Bárcenas escribe que el problema con Trump es que, en el fondo, “no sabe ni qué quiere y vive embriagado de frivolidad. No deja de ser un triste y peligroso ejemplo de ese cuestionamiento que dice: ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierdes a sí mismo? (Mt16, 26)”

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