Un sacerdote, teólogo y profesor muy estimado entre los hispanos de Estados UnidosEl que fuera profesor de Pastoral y de Teología Hispana en la prestigiosa universidad estadounidense de Notre Dame, el padre Virgilio Elizondo, se suicidó de un disparo en la cabeza –según las autoridades locales- en su domicilio de San Antonio, Texas, el pasado 14 de marzo.
“Ésta es una ocasión de gran dolor, ya que su muerte fue repentina e inesperada”, señaló el arzobispo de San Antonio, Gustavo García Siller, a la radio local WOAI.
Por su parte, el actual arzobispo de Los Ángeles y que, anteriormente, lo fuera de San Antonio, José Horacio Gómez, tras conocer el trágico desenlace, comentó: “El padre Virgilio fue un sacerdote con corazón de pastor y sirvió como figura paterna para una generación entera de jóvenes latinos. Que la Virgen de Guadalupe, a la que amaba mucho, lo acoja con su compasión maternal.”
Cada domingo congregaba a un millón de televidentes
El padre Elizondo, nacido en San Antonio, tenía 80 años de edad. Sus padres, inmigrantes mexicanos, poseían una tienda de comestibles en el barrio mexicano de la ciudad texana, donde también sirvió muchos años como sacerdote en la histórica catedral de San Fernando.
De hecho, la misa en español que cada domingo oficiaba el padre Virgilio en la catedral de la arquidiócesis de San Antonio era seguida en televisión por cerca de un millón de fieles a lo largo y ancho de Estados Unidos, lo cual lo hacía un sacerdote muy conocido en el cuarto país con mayor número de católicos del mundo.
El sacerdote de ascendencia mexicana había sido ordenado en 1963. Antes se había graduado ahí mismo, en San Antonio, como químico en Saint Mary’s University.
Incluso consideró la posibilidad de volverse médico pero antes de ello, recibió el llamado y entró al Seminario de la Asunción, también en San Antonio.
A favor de los migrantes
Participó, como traductor del arzobispo Robert E. Lucey, en la Segunda Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), celebrada en Medellín, Colombia, en 1968.
Fue director arquidiocesano de educación religiosa y se distinguió por su labor de defensa de los trabajadores mexicanos, llegados como “braceros” e inmigrantes a Estados Unidos.
Al ver la explotación que muchos de ellos sufrían, se involucró en actividades políticas y culturales, estableciendo uno de los centros católicos más importantes de la actualidad en el sur de Estados Unidos: el Centro Cultural Mexicano-Americano del Seminario de la Asunción.
Con este trasfondo, el padre Elizondo fue el principal animador del pensamiento religioso latino y fue nombrado, por la revista Time, como uno de los más importantes líderes en innovación espiritual en la Unión Americana.
El futuro es mestizo
La investigación del padre Elizondo sobre la cultura de México y Estados Unidos, le llevó a producir numerosos libros, incluyendo El Futuro es Mestizo, en el que subraya, justamente, la amalgama de las dos culturas en una tercera, mucho más poderosa.
Recibió dos grados de doctor en el Instituto Católico de París y fue editor de la revista teológica internacional Concilium.
Apenas en mayo de 2015, el padre Elizondo había sido acusado por un hombre por abusos supuestamente cometidos en 1983.
Aunque el sacerdote negó la acusación y prometió demostrar su inocencia, el caso seguía abierto y, según quienes vivían cercanos a él, la imputación lo había “hundido” moralmente.
El denunciante del abuso sexual -cuya identidad se mantiene bajo resguardo- dijo que entre 1980 y 1983, mientras vivía en un orfanato, fue víctima de otro sacerdote, Jesús Armando Domínguez, pero que, particularmente en 1983, Virgilio Elizondo abusó de él “besándolo y tocándolo en forma inapropiada”.
Tres décadas y media más tarde, el denunciante sacó a la luz su caso.