Los sacramentales: extensión de la gracia y la presencia de Dios
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El ser humano, obra predilecta de Dios en su creación, no sólo recibe la potestad de administrar los bienes materiales creados por Dios, sino un llamado especial a dirigirlos nuevamente hacia Él. La vida terrena es para el hombre una plataforma hacia el Cielo, a través de la cual debe aprender a trascender, la cual debe administrar para hacer el bien y además ofrecerla y consagrarla nuevamente en el servicio de Dios.
Si bien esta misión se lleva a cabo de manera plena en el Santo Sacrificio de la Eucaristía, esta misión del hombre se extiende a todos los aspectos de su vida y es apoyada notablemente por el recurso de los Sacramentales de la Iglesia, destacados recientemente por el informativo National Catholic Register.
“Los Sacramentales son extensiones de los siete sacramentos y traen la gracia de Dios a todo lo que hacemos”, recordó el autor Philip Kosloski en un artículo para ese medio. En palabras del Bendicional del Ritual Romano, son “irradiaciones de los sacramentos. Ambos son fuente de vida divina y ambos tienen un idéntico propósito: la vida divina”.
La doctrina sobre los sacramentales, que se extiende mucho más allá de las imágenes religiosas, el agua bendita o los rosarios (algunos de los sacramentales más conocidos), fue reiterada por el Concilio Vaticano II. “Para los miembros bien dispuestos de los fieles, la liturgia de los sacramentos y los sacramentales santifica casi todos los eventos en sus vidas”, destaca la Sacrosanctum Concilium.
“A ellos se les da acceso a la corriente de la divina gracia que fluye del misterio pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, la fuente de la que todos los sacramentos y sacramentales obtienen su poder”.
Los objetos que pueden ser bendecidos según el Ritual Romano anterior incluyen personas, comidas, objetos y lugares, como el pan, el vino, la mantequilla, la cerveza, el aceite, el fuego, las herramientas de alpinismo. El Nuevo Ritual Romano incluye una amplia gama de objetos y lugares modernos como los hogares, bibliotecas, oficinas, tiendas comerciales, fábricas y estudios de comunicación como la radio y la televisión. Además los objetos incluyen instrumentos de pesca, herramientas de trabajo, campos de siembra, ganados, alimentos y animales, además de los objetos de arte sacro, devocionales y de uso litúrgico.
“Ambos libros rituales son aprobados por la iglesia y pueden ser empleados por cualquier sacerdote”, recordó Koloski. “Juntos hacen eco de una sola voz que dice que todo debe ser llevado bajo el dominio de Cristo. Esto es algo profundo y a menudo perdemos esto de vista“. La realidad de los sacramentales recuerda que para el cristiano no existe una doble vida y que Dios está presente en todos los aspectos de la vida.
Con información de National Catholic Register.
Artículo originalmente publicado por Gaudium Press