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El yihadismo, el zika y otras sombras de estos Carnavales

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Salvador Aragonés - publicado el 04/02/16
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Una fiesta de origen pagano en la que muchos cristianos no acaban de sentirse cómodos

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El Carnaval o Carnavales se celebraba ya en la antigüedad, hacia el año 5.000 antes de Cristo, en el antiguo Egipto. Son por lo tanto unas fiestas de origen pagano. Eran y son a menudo fiestas de bastante desenfreno, que en la época romana se celebraban en las fiestas de Saturno (fiestas Saturnales), en honor al dios Baco, dios del vino (de ahí viene la palabra “bacanal”, es decir fiestas con vino muy abundante).

Con la llegada del cristianismo, que conquistó el Imperio Romano, el Carnaval no dejó de celebrarse y de él se tienen noticias ya desde el siglo VII después de Cristo.

El cristianismo no sofocó los carnavales, a pesar de su origen pagano, aunque se distanció apelando que no era una fiesta de origen religioso. Los carnavales se celebran en todos los países de tradición católica de Europa y de América.

En Europa, los más famosos carnavales son y fueron los de Venecia, que se distinguían por sus máscaras, que era el modo con que los nobles se mezclaban con el pueblo sin distinciones, organizando bailes, comparsas, cabalgatas y procesiones, dentro de un jolgorio y una algazara a veces orgiástica.

En los países latinos de Europa se enaltece una figura fea que representa las culpas de todos, y que es el llamado Rey Carnestoltas, palabra que viene de carnaval o carnestolendas.

En la era cristiana, estas fiestas se colocaron el domingo anterior al Miércoles de Ceniza, o sea inmediatamente antes de la Cuaresma, debido a que en la Edad Media e incluso después, no se podía comer carne y se ayunaba durante los 40 días que dura el periodo cuaresmal, hasta la Pascua de Resurrección.

Por eso los días anteriores a la cuaresma era necesario comer toda la carne para que no se estropeara: “carnes tollere” o “carnem levare”, decían, o sea que de ahí salen las palabras carnestolendas, carnestoltas o carnevale (en italiano) o carnaval en español.

Fueron los navegantes españoles y portugueses los que llevaron el carnaval a América. El carnaval se mezcló con las fiestas paganas de la población nativa y en América Latina se celebran carnavales en todos los países con distintas modalidades, mezclando la esencia del carnaval europeo con tradiciones indígenas.

Donde más se celebra el Carnaval es en Brasil, donde se baila la samba, y cuya rúa atraviesa el lugar central de las fiestas en Río de Janeiro, que es el sambódromo, por donde pasa la rúa. El sambódromo de Río es el más grande del mundo, y el carnaval ganó el récord Guiness.

También muy famosos son los carnavales en Uruguay, Paraguay, Argentina, Costa Rica, Nicaragua, Perú y Colombia, entre otros. El carnaval es una fiesta licenciosa, de bailes, de bebida, de bullicio y hasta de orgía en algunas ocasiones.

¿Es bueno participar en los carnavales para los creyentes? La Iglesia no ha prohibido los carnavales como fiestas que son, pero al mismo tiempo advierte que toda diversión tiene sus límites en la naturaleza del hombre y en el cumplimiento de los mandamientos de la Ley de Dios.

El hombre y la mujer están sujetos a la ley de Dios aún en las diversiones (cfr. San Pablo, 1 Cor, 10, 31) las cuales son buenas si en ellas no se ofende a Dios, con el cuerpo o con el alma.

Este año 2016, unos hechos han ensombrecido la celebración de los carnavales. En Venecia, por ejemplo, y en Europa en general, se han tomado fuertes medidas de seguridad para evitar ataques del yihadismo en plenas fiestas.

En los carnavales americanos, especialmente en los países de América Central y del Sur, se han hecho fumigaciones masivas para evitar las picaduras del mosquito que transmite el virus “zika”, que supuestamente causa deformaciones en los fetos en gestación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de los riesgos de las picaduras de estos mosquitos.

 

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