Quieren proponer a la joven beata como modelo de vida para tantas familias, y sobre todo para las chicas.Nació el 5 de abril de 1891 en Santiago de Chile, y murió el 22 de enero de 1904 en Junín de los Andes, Argentina, a los 12 años. Laura había comprendido en profundidad una verdad tan olvidada para nuestra sociedad: la oración. Decía: “Para mí, es lo mismo rezar o trabajar, rezar o jugar, rezar o dormir. Haciendo lo que me mandan, hago lo que Dios quiere que haga, y esto es lo que yo quiero hacer. Esta es mi mejor oración”.
Su amor a Dios y a la Virgen hizo que se comprometiera con la conversión de su madre. “Laurita –comenta una religiosa- había renovado la oferta de su vida por la conversión de su mamá”. “Sí mamá, le decía, muero porque yo misma se lo pedí a Jesús. Hace casi dos años que le ofrecí la vida por ti, para obtener la gracia de tu conversión a Dios. ¡Oh mamá, Antes de morir, ¿no tendré el gozo de verte arrepentida?”.
El viernes 22 de enero, en el día de la memoria de la beata Laura Vicuña, se entronizó una reliquia suya en la parroquia Santa Teresita (Villarino 460, Bahía Blanca). El homenaje fue efectuado en la misa por el arzobispo coadjutor de Bahía Blanca, monseñor Carlos Alfonso Azpiroz Costa OP, quien señaló a la joven beata como modelo de vida para tantas familias, y sobre todo para las chicas.
El relicario quedará expuesto en la vitrina de los santos salesianos, ubicada en una de las capillas del templo. De esta manera, la reliquia podrá ser venerada junto a la de los beatos Ceferino Namuncurá y Artémides Zatti
Artículo originalmente publicado por AICA