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5 “trucos” para saber si una noticia es mentira

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Esteban Pittaro - publicado el 17/01/16
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Cuando una noticia manipula nuestra Fe

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En la antítesis de la información, está la desinformación. La información periodística no puede ser más o menos verdadera. O refiere a la verdad, o no.

Estar ante una desinformación es como estar ante una piscina vacía de agua. En forma aparente es lo que necesitamos para sacarnos el calor del verano. Pero si no prestamos atención, nos podemos arrojar a un vacío y darnos un golpe muy duro.

Cuando la desinformación es intencionada, cuando nos vendan los ojos para que caminemos hacia esa piscina desinformativa, estamos ante un caso de manipulación. La manipulación nunca es buena; coarta la libertad, abusa de la confianza de los hombres, y tiene como raíz y fin la mentira.

Cuando esa desinformación, o ya manipulación, involucra la religión, es mucho lo que el hombre arriesga. No es una mala decisión económica, no es un error en el voto, no es una película que termina siendo un fiasco, es la creencia más profunda del hombre la que puede estar en juego.

¿Cómo reconocemos cuando estamos ante una nota periodística o un actor que quiere manipularnos? A partir de los profesores Alfonso López Quintas y Gabriel Galdón, pero también y sobre todo desde el sentido común, proponemos algunos indicios de manipulación. No implica que si estamos ante uno o más de ellos estamos ante una desinformación intencionada. Simplemente implica un llamado a abrir los ojos y los oídos.

+) Abuso de las cifras: en una nota publicada en el diario Clarín el 21 de noviembre de 2010, para cuestionar al Papa Benedicto XVI en su posición ante el preservativo, se utilizaron diecisiete cifras en una nota de apenas 280 palabras. El uso de cifras no es malo, pero su excesiva presentación dificulta la posibilidad de verificar su validez, y puede encubrir verdades humanas imposibles de reducir a lo numérico. Si vemos muchas cifras, dudemos. El empirismo periodístico no está acompañado de un método y una exigente validación como en los prestigiosos journals.

+) Deslizamiento discursivo: Una teología que libera ante una aferrada a la doctrina tiene todas las de ganar ante un receptor incauto. Sin tomar postura ante la teología de la liberación, podemos afirmar que discursivamente tiene una presentación mucho más amena para un receptor neutro. Hay términos con connotación positiva que pueden teñir los textos y predisponer para su interpretación en un sentido. Un Papa que condena, a lo que sea, es un Papa que se define por la acción de condenar, de por sí cargada de un valor negativo.

+) Medias verdades: Si tenemos la certeza de que parte de la información no es correcta, dudemos de la otra parte. Cuando Jorge Bergoglio fue elegido Pontífice, gran parte de la prensa mundial publicó que Cristina Fernández de Kirchner nunca recibía en audiencia al Arzobispo de Buenos Aires. Con un simple llamado, este periodista verificó que esa información no era exacta. El error en el dato no necesariamente anulaba la validez del resto de la información publicada, pero había motivos para dudar de la validez de lo que continuaba.

+) Idoneidad de la autoría: Lo sabemos; los periodistas que no se suelen equivocar, que suelen acertar en sus predicciones, que cuando ocasionalmente se equivocan se disculpan, ganan nuestra confianza. Cuando vemos una verdad importante de valor, y no conocemos al periodista, o a la fuente, dudemos. Más si no cita fuentes, o usa fuentes de atribución reservada. Con el escándalo del obispo lefebvrista Williamson, un cable originado en la Argentina, donde residía el sacerdote, daba cuenta del obispo argentino Jorge Casaretto celebrando Misa en la parroquia San Pío X, según la agencia DYN, en un gesto de respaldo al lefebvrismo. El autor de la desinformación desconocía que San Pío X es patrimonio de la Iglesia, y no de los seguidores de Lefebvre. La noticia dio vuelta el mundo, e incluso se mencionó la cercanía de ese obispo con el papable Bergoglio. Confiemos en autores acostumbrados a dar información de religión, no en sujetos acostumbrados a la lógica de otros periodismos.

+) Ausencia de fuentes identificadas o legitimadas: Las fuentes tienen que estar siempre bien identificadas y tener elementos de legitimidad. No por opinar distinto una fuente está legitimada. Otro abuso en el uso de las fuentes involucrado en la información de religión es citar información de vaticanistas, sin citar las fuentes de los vaticanistas. Como publicó tal diario italiano… ¿Y de dónde obtuvo su información tal diario italiano?

Abramos los ojos y los oídos cuando consumimos información de religión. Indicios hay muchos más. Pero baste con iniciar usando el sentido común, del que emanan los aquí enunciados. Si caemos en una piscina vacía, el golpe en estos temas no sólo será duro para nuestro cuerpo. Es nuestra Fe la que corre peligro.

Libros para profundizar:

GALDÓN Gabriel: Desinformación: método, aspectos y soluciones. Universidad de Navarra, Pamplona, 1994.

LÓPEZ QUINTÁS Alfonso: Estrategia del lenguaje y manipulación del hombre. Narcea,
Madrid, 1998.

PITTARO Esteban:* Cómo hablar de religión en la información periodística contemporánea*. Ciudad Nueva, Madrid, 2014.

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