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Los odiosos ocho, Tarantino en estado puro (vacío)

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Ramón Monedero - publicado el 15/01/16
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Si uno escarba en su cine, en última instancia lo único que encuentra es desolación, nihilismo y un desprecio por la vida humana realmente formidable

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ADULTOS CON RESERVAS – Escenas extremas de contenido violento o sexual

Cuando uno va a ver una película de Quentin Tarantino ya sabe a lo que se atiene. Va a ver buen cine, eso seguro, aunque valorar los costes ya es cosa de cada uno. Generalmente Tarantino no tiene término medio, o lo amas o lo odias.

Personalmente tengo que admitir que mi posición con respecto al cine del director de Pulp Fiction se sitúa en una extraña, conflictiva y por momentos contradictoria tierra de nadie. Es evidente que Quentin Tarantino es un gran director, pero también creo que es un cineasta en la mayoría de los casos vacío. Lo que hace lo hace muy bien pero no hay mucho más donde escarbar más allá de una infinita retahíla de referencias cinéfilas. Y para eso, yo prefiero a Brian De Palma.

Es por esto que seguramente Los odiosos ocho, gustará tanto a sus fans como disgustará a sus detractores. Tiene todos los elementos propios de su cine como son la violencia por momentos delirante, escatológicas referencias sexuales, diálogos largos, muy largos aunque también, en la mayoría de los casos, brillantes, y situaciones ocurrentes que uno no ve todos los días en una película. Además, también es justo admitirlo, el uso que Tarantino hace generalmente del plano, del montaje, del tiempo y del suspense roza la genialidad. Ahora bien…

Todo esto no quita que Los odiosos ocho sea una película desconcertantemente larga. Para que se hagan una idea, la película va de un grupo de personajes que quedan aislados en una casa de madera en mitad de una ventisca. Resulta que uno de ellos, John Ruth (Kurt Russell) es un cazador de recompensas que lleva consigo a una prisionera y sospecha que ahí hay alguien que planea liberarla.

Pues bien, cuando llegamos a este punto ha transcurrido cerca de hora y media de película. ¿Qué ha pasado antes? Un desconcertante rodeo marca de la casa que por pintoresco, bien escrito y filmado que esté, no deja de ser un rodeo. Y esto es así por una razón muy sencilla, la mayoría de las genialidades de la película no por genialidades son necesariamente buenas simple y llanamente porque no creo que estén al servicio de la historia.

Mientras los grandes guionistas del cine saben definir a un personaje con una sola frase (incluyendo matices y contradicciones), Tarantino necesita veinte minutos de cacareo insisto, muy bien escrito pero seamos serios, vacío en su mayoría.

Pues bien, todo esto es Los ocho odiosos. Por si fuera poco si uno se pone a escarbar en el cine de Tarantino en última instancia lo único que encuentra es desolación, nihilismo y un desprecio por la vida humana realmente formidable.

Afortunadamente las películas del director de Kill Bill no son de mensaje, solo les faltaba eso. El cine de Tarantino es una hábil renovación de lo que tiempo atrás fue tachado de basura. Tarantino escarba en los suburbios de la vieja cultura pasada de rosca para encontrar pequeñas reliquias que él convierte en vanguardia. Los ocho odiosos no es más un simple relato de misterio a lo Agatha Christie tapizado de spaghetti western y filtrado por la truculenta y brillante mente de su director.

Los ocho odiosos es demasiado larga (dos horas y media) y al final uno sale con la sospecha de que le han tomado el pelo. Esto ocurre con frecuencia y a veces incluso, después de haber visto una obra maestra. Pero yo, honestamente, no creo que este sea el caso.

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