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Dope: Mucho envoltorio, pero dentro está vacío

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Enrique Anrubia - publicado el 11/12/15
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Pasará sin pena y con la gloria que sólo ofrece el momento

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Dope es una película de las llamadas “frescas”, a veces a ritmo de videoclip, música hip-hop noventera, diálogos rápidos y alguna idea medio intelectual. Una película de las llamadas de autor, concretamente escrita y dirigida por Rick Famuyiwa. En algunos círculos, se está convirtiendo en una película aclamada y corre el peligro de convertirse en película de culto. Es ese el caso del periódico británico The Guardian.

Pero para quien les escribe, y más allá de ese gracejo simpático de video musical, Dope es una película de plástico que si reluce y brilla, lo hace al modo en que lo hace el plástico: superficial y algo feote.

La película es la historia de Malcolm, un adolescente californiano en el instituto que siendo listo pasa sin pena ni gloria para los demás excepto para los dos amigos que siempre le acompañan. Ya es el comienzo un poco visto y algo cansino: adolescentes que sólo tienen un par de amigos, frikkies, inteligentes e incomprendidos, y que en el desarrollo del film irán mostrando que son mucho más de lo que parecen.

El desencadenante de todo es la invitación que recibe a una fiesta de cumpleaños por parte de un traficante de drogas de la calle. Allí, y por error, se hará con kilos de cocaína (dope) que le harán mezclarse con todo tipo de personajes, situaciones enrevesadas y peligrosas y , por supuesto, le harán sacar el presuntamente “hombre maduro” que es.

Hay que reconocerle a la película lo dicho, cierta frescura. Pero ya está.

Y ya está porque lo que vende bajo ese envoltorio es de una estupidez cansina: la líneas del bien y del mal se desdibujan por haber hecho simpático al personaje, le da una candidez falsa a la acción y muestra un mundo que al final es vacío y sin propuesta. La película es muy de Sundance, muy independiente, muy de autor, pero es que eso no la exime de ser un caramelo que al final es amargo y aburrido.

La muerte, el sexo, la droga, las armas, la amistad, ralla todo un nivel epidérmico de vacío. La ves, y te quedas con la pregunta de qué ha dicho la película: nada. Para ver un mundo de frikies adolescentes está Juno, para ver un mundo roto en Los Ángeles está Crash, para saber del potencial desperdiciado de la inteligencia adolescente está El indomable Will Hunting y para oír y ver videoclips, están los videoclips.

Algunas escenas, que las intentan abordar como simpáticas, puede que al espectador no les guste y las dejamos a su discreción. Yo no la recomendaría. No ofrece tanto como ha prometido y mucho menos lo que las críticas han ofrecido. Pasará sin pena y con la gloria que sólo ofrece el momento. No mucho más que añadir, porque no merece la pena añadir nada. Sacarle lo positivo (que lo hay) es un de esfuerzo que ya cansa. La película no es memorable, y vende gato por gato: no se gana nada.

 

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