Atravesar la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, puede ser para ellos el paso de la Puerta SantaEn la cárcel de adolescentes “Centro Educativo Itauguá” (CEI), cada sábado es una fiesta en la que no queremos dejar de participar; y cada fiesta es diferente, el pasarlo bien está garantizado y conocer gente nueva, también.
“Buenas tardes chicos, ¿cómo están?”, es el saludo tradicional que da inicio a la jornada; “¡Bendecidos!”, responden siempre con mucha fuerza. “¿Saben lo que vamos a hacer hoy?”, preguntamos, “¡sí, catequesis!” responde uno. Y se van junto a sus catequistas para luego reencontrarse antes de la oración final y la merienda.
Ser un interno del CEI tiene sus motivos, pero Dios es tan grande y tan bueno que se manifiesta en cada uno de estos chicos privados de su libertad. El testimonio de haber encontrado a Cristo y a nuestra Madre en sus vidas los anima a salir adelante.
Un día de gracias en la cárcel de menores
El domingo 22 de noviembre, fiesta de Cristo Rey, 41 adolescentes internos dieron un sí a nuestro Señor Jesucristo. Desde el mes de julio se estaban preparando.
Algunos dijeron sí por primera vez en el sacramento del bautismo, otros lo recibieron en la primera comunión, y otros dieron el sí confirmando su fe en la vida católica que profesan.
Es la cuarta vez que se celebran estos sacramentos en el CEI. Tres de los internos habían llegado al CEI como tantos otros, sin ninguna práctica religiosa. Decidieron bautizarse el año pasado, después recibieron la primera comunión, ¡y ahora la confirmación!
Llegó el gran día y nos esperaban muy ansiosos. Cada uno fue junto a su catequista para ultimar los detalles. Todos recibieron camisas celestes que nos donaron para este día ¡querían estar bien vestidos para la celebración!
Se podían ver las caras de felicidad de los jóvenes y de sus familiares –se reencontraron luego de un buen tiempo– acompañando en el lugar menos pensado la decisión de cada uno de los chicos de seguir a Cristo.
Fue una hermosa ceremonia, en la que todo el equipo de la pastoral carcelaria pudo decir una vez más: “¡Misión cumplida!”. Al terminar la misa, hubo una interminable sesión de fotos, todos querían guardar ese momento donde se sintieron personas importantes para Dios, para sus familiares, para nosotros.
La tarea es sembrar
El trabajo de la Pastoral Penitenciaria “Visitación de María”, como siempre dice el capellán del CEI, Pedro Kühlcke, consiste en sembrar: sembrar la semilla del amor, esa semilla que les dice a los adolescentes y a sus familias que no están solos, que Dios está presente en cada uno de ellos, que los cuida y ama profundamente.
Hoy, después de casi un año, esa siembra –de la que muchos decían que era una pérdida de tiempo, que no hay cambios posibles– está dando frutos.
Un ejemplo de ello es el vínculo que tienen con el Santuario de Schoenstatt de Tupãrenda, donde los primeros domingos de cada mes van a encontrarse con el mismo Jesús en la misa de jóvenes, con el afán de conocerlo cada vez más.
En el Año de la Misericordia, el Papa Francisco recuerda que la misericordia del Padre quiere estar cerca de quien más necesita de su perdón y es capaz de convertir los corazones.
A los que se encuentran privados de su libertad les dice que atravesar la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, puede ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad.
“Dejen que los niños vengan a mí”
“Dejen que los niños vengan a mí, no se lo impidan, porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos” dice Jesús en el Evangelio de Marcos.
Muchas veces olvidamos que los que están en el CEI son niños, niños que necesitan de mucho amor, cariño, cercanía.
Como diría san Juan Bosco: “No basta amar, ellos se deben sentir amados; sólo si un joven se siente amado, apreciado, tenido en cuenta, respetado; entonces y sólo entonces podremos llegar a su corazón y sacar lo mejor que tiene dentro”.
“Ahora estamos preparando la Navidad en la cárcel”, comenta el padre Pedro a hacer llegar este relato a Schoenstatt.org.
Hacia la Navidad
“Son días especialmente difíciles para los jóvenes que están allí, y queremos alegrarlos con unos pequeños regalos y una buena comida navideña. Con esto estarán más abiertos para el mensaje de paz del Niño Jesús”.
“Para poder hacer esto, las dos donaciones que acabamos de recibir de usuarios de Schoenstatt.org nos ayudan muchísimo. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer de corazón, especialmente a aquella bienhechora que no dejó su dirección para poder agradecerle personalmente”.
En la audiencia por el jubileo del Movimiento de Schoenstatt, el Papa Francisco dijo a los schoenstattianos de todo el mundo:
Verdaderamente María es la que sabe transformar una cueva de animales en casa de Jesús con unos pocos trapos y una montaña de ternura. Y es capaz también de hacer saltar a un chico en el seno de su madre, como escuchamos en el Evangelio. Ella es capaz de darnos la alegría de Jesús.
En el CEI, María se llama Sergio, Roberto, Regina, P. Pedro…
Artículo originalmente publicado por schoensttat.org