La mejor forma de acabar el día es elevar a Dios una oración de agradecimiento por todos sus regalos. Como esta, que te ayuda a repasar junto a Él lo que has vivido en las últimas horas con un corazón agradecido:
Quiero darte gracias por mi día, que ahora llega a su final.
Gracias, Padre, por todo lo que me diste y por todo lo que soy.
por todos los desafíos que me permitiste enfrentar,
por todo lo que conseguí con tu gracia… (detallar).
Gracias por las personas con las que tuve contacto en este día.
frustraciones, injusticias, decepciones y alegrías;
todo mi esfuerzo de llevar a mis hermanos,
de palabra y, principalmente, con el testimonio,
las enseñanzas vivas de Jesús.
Gracias por todo: por la familia, por el trabajo,
por la salud, por el alimento, por tu protección
e incluso por las cosas en las que me he equivocado,
pues solo Tú sabes el por qué de cada una de mis experiencias … (detallar).
¡Gracias por todo!
Amén.