El Pontífice explica a las familias el sentido de la puerta santa en el contexto del próximo Año Santo
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La puerta santa en “el umbral del Año de la Misericordia” es una puerta que se abre en la Iglesia para salir al encuentro de aquellos que se encuentran lejos, también a personas apartadas de Dios “por tantas razones”. Lo afirmó el papa Francisco este miércoles 18 de noviembre en la audiencia general, e invitó a las familias a ser iglesias abiertas de misericordia.
“Delante de nosotros está la puerta, pero no solo la puerta santa, sino la puerta grande de la misericordia de Dios y esa es una puerta hermosa que acoge nuestro arrepentimiento ofreciendo la gracia de su perdón. La puerta está abierta generosamente”, señaló.
Agregó que de parte nuestra se necesita valentía “para superar el umbral”. “Cada uno de nosotros tiene cosas que pesan”, dijo en alusión a las culpas, y luego preguntó: “¿O no?”.
“Todos – prosiguió llevándose la mano al pecho – somos pecadores, aprovechemos este momento que viene y crucemos el umbral de esta misericordia de Dios que nunca se cansa de perdonar, nunca se cansa de esperarnos, nos mira y está siempre cerca de nosotros. ¡Coraje, entremos en esta puerta!”, dijo con énfasis.
De esta manera exhortó también a las familias “a abrir sus puertas para salir al encuentro de Jesús que nos espera paciente, y que quiere traernos su bendición y su amistad”.
“Nada de puertas blindadas en la Iglesia”, repitió dos veces el Papa
Francisco continuó con las catequesis que estos últimos miércoles está dedicando a la familia para explicar que “una Iglesia que no fuera hospitalaria o una familia cerrada en sí misma sería una realidad terrible, que mortifica el Evangelio y hace más árido el mundo”, expresó.
Hace varias semanas, el Papa había recordado en la audiencia del miércoles, que las iglesias y parroquias con las puertas cerradas son sólo museos. La Iglesia debe tener la forma de “una familia, de una familia especial”.
En este sentido, insistió que “la puerta abierta nos habla de confianza, de hospitalidad, de acogida. La puerta es para proteger pero no para rechazar, y además no puede ser forzada, pues la hospitalidad brilla por la libertad de la acogida”.
El Papa expuso que “Jesús siempre llama, siempre pide permiso. Al mismo tiempo, la puerta debe abrirse frecuentemente, aunque sólo sea para ver si hay alguien que espera y que no tiene el valor ni la fuerza para llamar”.
Entretanto, ilustró que “en el evangelio de san Juan, Jesús se compara con la puerta del redil, en el que encontramos seguridad. Una puerta por la que podemos entrar y salir sin temor. La Iglesia debe colaborar con Cristo como el guardián del que habla el evangelio, escuchando la voz del Pastor y dejando entrar a todas las ovejas que Él trae consigo”, añadió.
El Papa saluda a los peregrinos franceses
El Papa manifestó su alegría de recibir en la audiencia general a los “peregrinos de idioma francés”, luego de los atentados terroristas ocurridos en París el pasado 13 de noviembre. Y les invitó a abrir las puertas de su casa a la misericordia, “Jesús abre las puertas a todos”, dijo.
Por último, saludó a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. “Pidamos a la Sagrada Familia, que supo lo que significa encontrar una puerta cerrada, que ayude a los hogares cristianos a ser un signo elocuente de la Puerta de la Misericordia, que se abre al Señor que llama y al hermano que viene. Que Dios los bendiga”, apuntó.
Fotos: ©Antoine Mekary/Aleteia