El PSOE vuelve a insistir en eliminar la religión de las escuelas
En España no acabamos de aprender. El PSOE oferta un programa electoral de cara a las elecciones del 20 de diciembre centrado sobre todo en la religión y en la enseñanza: una enseñanza laica, fuera las asignaturas de religión, revisar la fiscalidad de la Iglesia católica (eliminando exenciones fiscales), revisión del Concordato con la Santa Sede y reposición de la asignatura laica Educación para la Ciudadanía, célebre por sus contenidos a favor de la libertad sexual y la ideología de género. Además quiere el partido socialista una enseñanza “obligatoria” desde los cero a los 18 años.
En España no acabamos de aprender. En lugar de hacer una ley de consenso real entre las distintas fuerzas políticas sobre la libertad de educación –si la educación no es libre la democracia carece de relieve en el país—, el PSOE quiere imponer una enseñanza laicista sui generis, que no existe en ningún país de democracia avanzada.
No habla de ningún consenso con otras fuerzas, y ya sería hora que, tras casi 40 años de democracia España, tuviera una ley aceptada por todos y en la que quepan todos, los laicistas y los religiosos de cualquier confesión.
En cuanto a la Santa Sede, el partido socialista quiere la revisión del Concordato, que data del 1953, revisado en democracia en 1979, siendo presidente del gobierno Adolfo Suárez.
Uno se pregunta, ¿qué ha hecho o hace la Iglesia en España para merecerse este trato tan negativo?
¿Tal vez porque la Conferencia Episcopal es propietaria de una red de emisoras con una línea derechista? ¿Cuánto ayuda al Estado la Iglesia en sus centros asistenciales –muchísimos—, sus escuelas (que ahorran mucho dinero al Estado) y en toda su actividad a favor de los pobres y de la paz?
En España no acabamos de aprender. Parece imposible llegar a consensos sobre la escuela, cuando desde el gobierno socialista –en caso de que gane las elecciones—se impondrá “una escuela laica donde no quepa la integración, ni en el currículum, ni en el horario escolar, de enseñanzas confesionales”, dice el programa, o borrador de programa.
¿Se van a eliminar los conciertos económicos de las escuelas –que pagan cerca del 60 por 100 del coste escolar—a las escuelas confesionales de cualquier religión?
El PSOE, o quien hace los programas de gobierno socialista, debería leerse la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, donde en su artículo 26, 3, dice que “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”. O la Constitución Española de 1978 (art. 27) que establece la libertad de enseñanza y de establecimiento de centros, además de contemplar la libertad religiosa, al ser un Estado aconfesional (art. 16).
Imponer una enseñanza laica como modelo único es un atropello contra los derechos humanos y también contra la libertad religiosa. ¿Quieren cambiar imponer la “confesionalidad laica”, o sea, sin Dios en toda la enseñanza? Sería un totalitarismo digno del que se practicaba en los modelos educativos de los países comunistas europeos.
Por otro lado, si el PSOE impone la enseñanza “obligatoria”, de los 0 a los 18 años, ¿de dónde sacará el dinero en pre-escolar? ¿Piensa hacerlo con centros del Estado o concertando al sector privado?
Y ¿qué hacer con los alumnos que a los 15 o 16 años no quieren ir más a la escuela, si no tienen la más mínima posibilidad de encontrar un trabajo? ¿Cómo se van a financiar esos dos años añadidos que coinciden con los estudios de Bachillerato? ¿No suena más a un brindis al sol?
En cuanto a la fiscalidad de la Iglesia católica al igual que el de las otras confesiones religiosas –hoy sus centros están exentos del IBI (Impuesto sobre los Bienes Inmuebles), al igual que los sindicatos y organizaciones benéficas— habría más puntos de concordancia entre las fuerzas políticas, si todo el mundo pagara el IBI.
En España no acabamos de aprender. Parece como si el PSOE no tuviera un argumento mejor, a presentar a las elecciones, que atizar contra la enseñanza religiosa.
Cuando en España hay un déficit de calidad en la enseñanza, como demuestran los informes de PISA que nos sitúa a la cola de la OCDE, en lugar de un aumento de la calidad se prefiere suprimir la enseñanza de la religión como si esto aumentara la calidad por arte de magia.
Con cinismo, el líder socialista Pedro Sánchez ha declarado hoy: “yo no estoy en contra de la Iglesia”, sino que hay que avanzar hacia un Estado laico. Si el Estado es aconfesional, según la Constitución, entonces no es laico. ¿En qué quedamos? Si la Constitución consagra la libertad de enseñanza, ¿por qué suprimir esta libertad en aras a un laicismo impuesto?
En España no acabamos de aprender. Mal andamos en España si pensamos todavía en el siglo XXI en un anticlericalismo trasnochado. Además, el PSOE ha venido calentando motores en la línea anticlerical y anticristiana desde hace años, desde la época de José Luis Rodríguez Zapatero, introductor de todas las leyes permisivas de la moral.
La escuela en España, más o menos vivía en paz hasta ahora, ¿volverá a encenderse la llama contra la escuela concertada? ¿Volverá la “guerra escolar” que se creía superada por la Constitución?
Ya vemos que pasará una legislatura más sin un “pacto escolar” entre todas las fuerzas políticas, como se hizo con la Constitución (art. 27), donde todos se encuentren a gusto dentro del sistema. No aprendemos del pasado.