Reúne a tu pueblo disperso por el mundo. Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas
El Papa Francisco, de rodillas como un fiel cariñoso se postró ante la pequeña estatua de la Virgen de la Caridad del Cobre en la Basílica menor del Santuario este lunes 22 de septiembre en Santiago de Cuba, tercer día de su peregrinaje a la Isla.
El Papa en silencio rezó delante de la imagen y le trajo un ramo de flores. No es una novedad la devoción mariana de Bergoglio que antes de cada viaje encomienda a la Virgen de la Basílica de Santa María la Mayor el éxito de su misión pastoral.
Después recitó una oración a la Patrona de Cuba (entera aquí), a la que pidió por «la reconciliación del pueblo cubano disperso por el mundo». «Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas», prosiguió el Papa.
Cuenta la tradición de la Isla que tres pescadores (dos indígenas y un esclavo negro) encontraron la menuda estatua de madera en las aguas de la Bahía de Nipe en 1606.
Desde entonces, la historia cubana política y religiosa está vinculada a la Virgen de la Caridad. Benedicto XV la declaró patrona de Cuba a petición de los patriotas independentistas católicos. Juan Pablo II en 1998 la declaró “Reina de Cuba” en la histórica misa hecha en la Plaza de la Revolución de La Habana.
Después de la oración, el pontífice recibió como regalo de los obispos una réplica de la imagen de la Virgen del Cobre.
Por último, se dirigió abordó un autobús rumbo al Seminario San Basilio Magno de Santiago de Cuba, donde cenó en privado con los obispos y el séquito.