El Pontífice se encuentra con los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea y les pide poner de su parte para saldar la deuda con el medio ambiente“El ambiente es un bien colectivo, patrimonio de la entera humanidad, y responsabilidad de cada uno de nosotros”, dijo el Papa Francisco en la audiencia concedida en el Vaticano a los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea este miércoles 16 de septiembre.
El discurso y el encuentro, se enmarcan en el contexto de dos citas vitales en la protección del ambiente, como casa común, parafraseando al Papa de la encíclica Laudato si: La adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Cop 21 en París.
El Pontífice les recordó que la protección del medio ambiente es una responsabilidad “que sólo puede ser transversal y requiere la colaboración efectiva de la comunidad internacional”.
Así, propuso a los políticos tres principios para trabajar por el medio ambiente:
A. Principio de la solidaridad, primero los pobres
En primer lugar afirmó que la solidaridad “a veces se olvida”, es una palabra de la que “a veces se abusa de forma estéril”.
Por ello, indicó “que las personas más vulnerables a la degradación del medio ambiente son los pobres, que sufren las consecuencias más graves. Solidaridad significa entonces implementar herramientas eficaces, capaces de unir la lucha contra la degradación ambiental con la lucha contra la pobreza”.
En este sentido, indicó que hay ejemplos positivos y habló del “desarrollo y la transferencia de tecnologías apropiadas, capaces de emplear mejor los recursos humanos, naturales y socioeconómicos, más fácilmente disponibles a nivel local, con el fin de garantizar su sostenibilidad también a largo plazo”.
B. Principio de justicia, desarrollo y estrategias de norte a sur
El Papa exhortó a saldar una deuda con los países del sur. ”En la encíclica Laudato si hablé de la “deuda ecológica”, especialmente entre el norte y el sur, vinculada con los desequilibrios comerciales que repercuten en el ámbito ecológico, así como del uso desproporcionado de los recursos naturales que históricamente llevan a cabo algunos países”.
Así, -continuó– “debemos saldar esta deuda. Estos últimos países están llamados a contribuir en la solución de esta deuda dando un buen ejemplo, limitando sustancialmente el consumo de energía no renovable.
El Papa invitó a los países del norte a proporcionar “recursos a los países más necesitados para promover políticas y programas de desarrollo sostenible, adoptando sistemas de gestión adecuada de los bosques, del transporte, de los residuos, abordando seriamente el grave problema del despilfarro de alimentos, favoreciendo un modelo circular de la economía, fomentando nuevas actitudes y estilos de vida”.
C. Participación, toma de decisiones con los marginados
En tercer lugar, el principio de participación, que significa involucrar a todas las partes en el problema del deterioro ambiental. El Papa explicó que no habrá una solución sin involucrar a las partes marginadas en la toma de decisiones.
“Vivimos en una época muy interesante: por un lado, la ciencia y la tecnología ponen en nuestras manos un poder sin precedentes; por el otro, el uso apropiado de este poder presupone la adopción de una visión más integral e integradora”.
Para ello, “es necesario –continuó- abrir la puerta a un diálogo… inspirado por esa visión enraizada en la ecología integral, que es el tema de la encíclica Laudato sí. Se trata obviamente de un gran reto cultural, espiritual y educativo. Solidaridad, justicia y participación por respeto a nuestra dignidad y por respeto a la creación”.
Al final, el Pontífice deseó buen trabajo a los políticos europeos y les recordó que queda poco tiempo para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en París, que se celebrará del 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2015.