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Finisterre: donde el sol y la luna se encuentran

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Gaudium Press - publicado el 19/07/15
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Algunos peregrinos, cuando llegan a Santiago acabado el Camino, deciden caminar un poco más para ver un lugar espectacularEs conocido como la “Prolongación Jacobea”, el “Epílogo del Camino de Santiago” y el “Final de la Tierra”. Lo cierto es que es un lugar místico, que eleva los ojos al cielo y hace presente a Dios en medio de la naturaleza, pues allí, en ciertas ocasiones del año, el sol y la luna se encuentran.

Así es Finisterre, un cabo situado en la costa atlántica de España, por años considerado el punto más occidental del mundo conocido; de allí el origen de su nombre.

Hoy el lugar goza de fama gracias a que es el destino final y figurado de muchos de los peregrinos que tras culminar el Camino de Santiago en Compostela, se aventuran a caminar hacia la llamada “última porción de tierra habitable del mundo”, para ser testigos de uno de los más hermosos fenómenos naturales: la puesta del sol.

La importancia del lugar, unida con el Camino de Santiago, no es gratuita, ya que el Códice Calixtino -manuscrito iluminado atribuido al papa Calixto II-, vincula a Finisterra -antigua Dugium- con la traslación del cuerpo del Apóstol Santiago desde Jerusalén a Galicia.

Allí los discípulos del Apóstol piden permiso al legado romano para enterrar su cuerpo, sin tener éxito alguno, con el riesgo de ser encarcelados, logrando huir de las tropas romanas. Así se narra este hecho en el citado Códice:

Emprendida, pues, la marcha hacia oriente, trasladan el sagrado féretro a un pequeño campo de cierta señora llamada Lupa, que distaba de la ciudad unas cinco millas, y lo dejan allí. Inquiriendo quién era el dueño de aquel terreno, lo averiguan por indicación de unos nativos y procuran vehemente y ardientemente encontrar a la que buscaban. Yendo, por último, al encuentro de la mujer a hablar con ella, y contándole el asunto tal como se desarrolló, le piden que les dé un pequeño templo en donde ella había colocado un ídolo para adorarlo (…) Y aquélla nacida de nobilísima estirpe, y viuda por intervención de la suerte suprema (…) medita en lo profundo de su corazón de qué manera los entregará a una cruel muerte, y les contesta, por último, ensañándose hipócritamente: ‘Id, buscad el rey que vive en Dugio, y pedidle un lugar para disponer la sepultura a vuestro muerto’. Obedeciendo sus indicaciones, unos velan con el ritual funerario el cuerpo del apóstol en un lugar, y otros llegan lo más rápidamente posible al palacio real, y conducidos a presencia del rey le saludan según la etiqueta regia, y le cuentan en detalle quiénes y de dónde son y por qué habían venido. El rey, pues, aunque al principio de su exposición les oía atento y benévolo, sin embargo, atónito por un increíble estupor, dudando qué había de hacer e inspirado por diabólica sugestión ordena, en el colmo de la crueldad, que ocultamente se les prepare una emboscada y que se mate a los siervos de Dios. Pero, no obstante, descubierto esto por voluntad de Dios, marchándose secretamente, escapan huyendo con rapidez“.

Los peregrinos que deciden llegar al kilómetro cero del Camino, como también es conocido Finisterre, deberán caminar aproximadamente unos 90 kilómetros desde Santiago de Compostela, visitando unos nueve municipios, hasta llegar al “Final de la Tierra”, para pasar allí la noche y apreciar el atardecer con la puesta del sol.

También pueden peregrinar al Santo Cristo de Finisterre, que se encuentra en el Santuario de Nosa Señora das Areas, situado en el municipio gallego.

Unos pocos kilómetros al norte y desde Finisterre, el camino se prolonga hasta el municipio de Muxía, donde se encuentra el Santuario de la Virgen de la Barca. En este lugar, de acuerdo con la tradición, Nuestra Señora se le apareció en una barca al Apóstol Santiago para darle ánimos en su predicación.

Por Sonia Trujillo

Con información de xacobeo.es, caminodesantiago.consumer.es y codexcalixtinusfacsimil.com.
Artículo originalmente publicado por Gaudium Press

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