Tener varios medios de comunicación, conmover, ir más allá del lenguaje eclesial y más allá de la información unidireccional, contar historias
La escasez de recursos parece ser la respuesta inmediata que entierra cualquier proyecto de comunicación en parroquias e instituciones de la Iglesia. Pero una empresa social fundada en 2011 por dos argentinas ayuda a sortear esa barrera y da algunas pistas para una comunicación sustentable y de calidad que puede hasta generar recursos que apoyen otros proyectos pastorales.
Golondrina es una empresa social, fundada por las argentinas Flor Tapia Gómez, licenciada en Comunicación Social, y Magui Alonso, licenciada en Diseño Gráfico y Comunicación Visual. Para ellas, la comunicación de las parroquias debe volverse atractiva desde el diseño y el contenido, para transformarse en una herramienta que ayude a mejorar el bienestar humano. Todo, de manera sustentable.
¿Cómo generar una comunicación sustentable en las distintas instituciones de la Iglesia?
Hay muchos caminos, se puede pensar crear acciones sustentables independientes, pero nosotras siempre recomendamos pensarlo de una forma más abarcable. Por eso cuando nos llaman de alguna parroquia, planteamos rápidamente la creación de un Plan de Comunicación: lo sustentable debe estar guiado hacia un objetivo claro.
Alineadas con este recorrido, creemos fundamental crear equipos de comunicación con voluntarios para esta área específica. Desde allí, desarrollamos fondos para espaldar y solventar la puesta en marcha de todo el plan.
¿Y cómo enfrentar, por ejemplo, la creación de canales?
También buscamos que cada acción sea sustentable por sí misma: que las carteleras tengan sponsors, que las revistas cuenten con auspiciantes y adhesiones, y que para determinadas acciones puntuales se consigan donantes.
Por ejemplo, en la parroquia Purísima de Pacheco (diócesis de San Isidro, Argentina), se consiguieron capitales para la implementación del plan de comunicación en su conjunto, pero a su vez, el equipo de la revista consiguió solventarla con publicidad local y de grandes adherentes. Se trabajó en un plan anual, y a la vez se busca que las acciones que continúan sean sustentadas con publicidad.
¿Por qué invertir en comunicación?
Invertir en comunicación es invertir en las necesidades prioritarias de la institución: creemos que la comunicación puede ser desde el canal para conseguir donaciones hasta la vía para dar a conocer las obras o convocar voluntarios.
¿Está bien pensar en hacer revistas cuando todo el mundo dice que el papel ya se fue?
Los hechos hablan por sí solos, y un claro ejemplo de que este pensamiento es erróneo es la revista Encuentro, que hacemos junto a la comunidad de la parroquia Purísima Concepción de Pacheco, Buenos Aires.
Tiene una llegada enorme: llega al hospital, a las manos de muchas personas que están solas o aisladas. No solo sirve como instrumento de misión, ya que quienes las distribuyen comienzan leyéndoles alguna nota a las personas internadas, sino que a veces hace de compañía y medio de reflexión para quien no tiene acceso a otro medio.
La revista también llega a clubes, a farmacias y panaderías de todo el barrio, lugares de mucha circulación, de tránsito y a veces de espera. La revista es un medio aún vivo y con llegada a muchos lugares de difícil penetración, donde otros medios de comunicación no llegan.
Puede llegar a los hogares, se puede disfrutar desde el mundo tangible, es algo concreto y material. Uno puede ver muchas imágenes, dejar la revista en algún lado, compartirla con alguien. Entre otros, tiene llegada a gente de tercera edad o anciana, que tiene menor presencia en las redes sociales y en el mundo virtual.
¿Qué herramientas tiene que tener el plan de comunicación para que llegue a todos?
Antes que nada, tenemos que entender quiénes constituyen ese “todos” para la institución. Pensemos por ejemplo en una capilla de un barrio carenciado. Para comunicar dentro de su misma comunidad, seguramente puedan hacerlo a través de folletos y de boca en boca.
Pero si se ponen como objetivo conseguir donaciones o gente que los apadrine, esa institución deberá instrumentar medios para comunicar lo que hace a personas que puedan dar soporte financiero.
Pensamos el plan, lo ponemos en marcha, y listo…
No. Entre otras cosas es importante tener en cuenta que los medios de comunicación cambian permanentemente, y que el lugar donde hoy se encuentra determinado público, puede cambiar a corto plazo.
Por ejemplo, hace 5 años los jóvenes estaban presentes principalmente en Facebook. Pero hoy en día, si se quiere llegar a ellos, es mucho más probable encontrarlos en Instagram.
El plan debe pensar en todos los públicos, segmentando y entendiendo la lógica de los medios que cambia permanentemente.
Tenemos que ir evaluando nuestras acciones de comunicación, ir viendo de qué manera impactan y qué resultados obtenemos con cada herramienta. Además, hay que tener en cuenta que cada medio tiene su propio lenguaje, que le es auténtico y propio.
¿En qué públicos tiene que pensar una parroquia?
En palabras del Papa Francisco, tanto una parroquia como la Iglesia en general, debe llegar a la periferia. Nosotras en Golondrina proponemos una comunicación que resulte atractiva a todos: no solo al que va los domingos a misa, sino incluso y casi fundamentalmente a los no creyentes.
¿Además de la planificación y de pensar en la sustentabilidad, qué consejos les darían a una institución de la Iglesia?
Primero, que se animen a tener varios medios de comunicación, pensando en ellos como lugares de encuentro en la diversidad.
Segundo, que las parroquias, los movimientos, las congregaciones y demás instituciones católicas se propongan transmitir y llegar a los corazones, conmover.
Tercero, que no se queden en el lenguaje eclesial, y en una mirada “ombliguista”: los canales no pueden seguir utilizándose de manera unidireccional y en tono informativo.
Por último y fundamental, que piensen en los medios para contar historias, las miles de historias que guardan las comunidades y que son testimonio de fe viva y de amor.
¿Por qué eligen llamarse Golondrina?
Cuando pensamos en hacer comunicación exclusivamente para causas sociales, nos planteamos cómo hacer para que sea sustentable para las instituciones.
En este sentido, en Golondrina nos basamos en una metodología completamente distinta a la de cualquier agencia de comunicación: la metodología migratoria.
Si bien realizamos servicios puntuales de comunicación (como por ejemplo creación de páginas web, identidad, revistas), brindamos las herramientas necesarias para que cada parroquia pueda seguir creciendo por su cuenta.
Fundamentalmente formamos Equipos de Comunicación con voluntarios, y los acompañamos a ellos para conseguir fondos para esta área. Por eso, una vez que en una institución se logra constituir un equipo de comunicación y las acciones ya están en curso, volamos hacia otros proyectos.
Algunas organizaciones prefieren seguir trabajando con nosotras durante un tiempo más, sobre todo en el desarrollo de algunas acciones puntuales. Pero otras, luego de la consultoría, deciden implementar el plan propuesto por su cuenta.
Golondrina Comunicación
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