Ir tras las huellas de san Ignacio en el país andino incluye verlo a “Paquito”
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El papa Francisco ha elegido tres visitas que tienen una trascendencia especial, sea para él como religioso, así como para los que tendrán el privilegio de recibirlo. Nos referimos a lo que se ha programado para que Francisco esté con las fuentes de su vocación y de su alegría: la Compañía de Jesús.
Como es bien sabido, el papa visitará en Quito dos obras jesuitas de ayer y hoy en la ciudad de Quito, así como una labor muy destacada en el campo educativo de Guayaquil donde verá a su amigo “Paquito”.
Este martes 7, en el tercer día de su visita al Ecuador, el santo padre llegará hasta la Iglesia de la Compañía para rezar, luego de haber dado un discurso en la Pontificia Universidad Católica en dicha ciudad. En el caso de Guayaquil, este lunes 6 almorzará con la comunidad jesuita que tiene a cargo el emblemático colegio Javier.
Una presencia de siglos
Las obras de la Compañía de Jesús en el Ecuador llegan a un número cercano a las 100 iniciativas, que van desde centros de enseñanza, misiones, obras sociales e iglesias para el culto. Todo esto ya es suficiente motivo para que el también papa jesuita quiera detenerse en algunas de ellas y sostener con su presencia el esfuerzo y perseverancia de los hijos de san Ignacio de Loyola, que se establecieron en el país hace 429 años.
Aunque en estos siglos no todo ha sido color de rosas (ecuatorianas) para los jesuitas, la extensión de sus diversos apostolados da una muestra del compromiso asumido principalmente en los ámbitos educativo y social.
Como lo atestigua la historia, la Compañía de Jesús fue suprimida por el papa Clemente XIV en 1773, luego de que el rey Carlos III de España los expulsara en 1767 de su dominio territorial, que incluía las colonias existentes de entonces.
Del Ecuador tuvieron que salir como consecuencia de ello y no volvieron hasta 1850, 36 años después que el papa Pío VII los restaurase a nivel mundial. En poco menos de dos años, sería un presidente liberal (José María Urbina), quien los expulsaría del territorio nacional por considerarlos una amenaza "que intervenía en muchos ámbitos", como lo recoge la crónica de la época.
Al encuentro de Paquito
Las tres comunidades que visitará Francisco, "para sentirse acompañado", como dijo alguna vez explicando sus motivos para entrar a los jesuitas, tienen como denominador común la viva experiencia de la espiritualidad ignaciana.
En el caso de Guayaquil, el colegio Javier es un centro educativo cuyo origen se remonta a 1707, aún antes de la expulsión de los jesuitas en el Ecuador. En la actualidad es un colegio mixto certificado internacionalmente en todos los niveles de enseñanza, orientados bajo una pedagogía Ignaciana que le otorga un liderazgo en el país.
Pero no es solamente esto lo que lo vuelve especial. Sino que su comunidad de religiosos jesuitas alberga a un amigo del papa Bergoglio desde hace más de treinta años…, el padre Paquito.
Nos referimos a un religioso de noventa años que saltó a la fama porque el papa siempre le manda saludos con todo ecuatoriano con que se encuentra. “Yo no soy nadie”, dice Paquito, aunque recuerda con nostalgia la vez en que se conoció con Francisco cuando ambos tenían a cargo los colegios jesuitas, sea en Guayaquil como en Buenos Aires.
La visita al padre Paquito no está señalada en el programa oficial, pero no cabe duda que el papa reservará un momento para fusionarse en un abrazo con su amigo ecuatoriano, quien según dicen algunos por estas tierras, habría tenido la corazonada de que el aún padre Bergoglio sería elegido para la Cátedra de San Pedro…
A mayor gloria de Dios
Al regresar a Quito, el papa visitará dos obras emblemáticas de la congregación en el Ecuador: la Iglesia de la Compañía y la Pontificia Universidad Católica.
En el caso de la primera, se trata de una visita privada al templo barroco más representativo e importante no solo del Ecuador, sino que se sitúa entre los mejores de la América Colonial. Declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1978, está a cargo de los jesuitas desde su construcción, que fue iniciada en 1605.
Un elemento a destacar es que en sus magníficos altares se le veía rezando a santa Mariana de Jesús, la primera ecuatoriana (siglo XVII) elevada a los altares y cuyos restos reposan en el altar mayor. También se dio allí, en el edificio contiguo donde estaba el antiguo colegio San Gabriel, el tan venerado milagro de la Imagen de la Virgen Dolorosa del Colegio, la cual será llevada del colegio al templo para la veneración del papa, quien se ha confesado un fiel devoto de la imagen.
Con los educadores del país
Para un encuentro con el mundo de la educación en el Ecuador, el santo padre ha escogido el recinto de la Pontificia Universidad Católica, a cuyo llamado acudirían cerca de 5.000 invitados más 3.000 jóvenes de colegios y universidades, quienes ocuparán otros espacios de este centro de enseñanza para escuchar su mensaje.
También se espera la asistencia de sesenta congregaciones religiosas con carisma de educadores, así como de universidades de inspiración cristiana no católica y otras laicas y estatales.
El programa del evento incluirá saludos de autoridades eclesiásticas, académicas y de educadores de modo representativo. Los organizadores le entregarán como regalo un busto del santo de La Salle, el Hermano Miguel, patrono de la educación en Ecuador y de quien hiciera referencia el papa Francisco en su discurso de llegada el domingo 5 de julio.