Cuesta trabajo creer que los representantes de casi todos los países latinoamericanos y europeos hayan sido capaces de aprobar y firmar la redacción de un documento que parece precocinado (en la cocina de Nicolás Maduro) por el ingenuo espíritu libertario del mayo francés del 68 y el estilo panfletario propio de hojas volanderas de inquietos universitarios.
Al leer la Declaración Final de la segunda cumbre de la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) celebrada los pasados 10 y 11 de junio en Bruselas, se deduce que los representantes presentes, o no lo han leído, o no han querido complicarse en una nueva redacción o, lo más probable, piensan que esas declaraciones son inútiles, son papel mojado.
Si se trataba de atacar y criticar a los Estados Unidos y a la OTAN, los países latinos tienen sus razones pero, los países europeos, una vez más, han visto la oportunidad de echarle la culpa de todo lo malo a USA, siendo sin embargo ellos, cómplices silenciosos de esa política americana.
Vean, por ejemplo, un párrafo del punto 5: “Expresamos, nuestro apoyo incondicional e irrestricto a la Revolución Bolivariana y al gobierno legítimo encabezado por el compañero Nicolás Maduro y rechazamos los permanentes planes de desestabilización que se fraguan en su contra, financiados y organizados por organismos estadounidenses”.
Y otro del punto 4: “Respaldamos al pueblo cubano y su Revolución…”.
Ya se ve que una cosa es criticar la política USA y otra, muy diferente, es apoyar totalitarismos populistas descarados como el de Venezuela y Cuba.
Vean ahora un párrafo del punto número 9: "Rechazamos el modelo neoliberal como la solución a los problemas y necesidades de nuestro pueblo, puesto que ha demostrado ser el instrumento más efectivo que se conoce para profundizar la pobreza, la miseria, la desigualdad y la injusta distribución”.
Una cosa es que el modelo neoliberal se haya probado incapaz de general igualdad y otra cosa, muy diferente, apoyar totalitarismos corruptos populistas que dominan en el área llamada “Boliviarana”.
Y no tiene desperdicio el estilo panfletario e intervencionista en asuntos europeos, con lenguaje trasnochado del siguiente párrafo, también del número 9: “Nos oponemos a la austeridad económica impuesta por la troika en toda la Unión Europea, lo que beneficia solo al 1% más rico de la sociedad y, nos oponemos en especial a la austeridad de la troika contra el gobierno y pueblo de Grecia. Condenamos el asedio y presión al que la troika y las instituciones de la Unión Europea los someten”.
Sorprende que los países europeos participantes y rectores de la UE hayan hecho la vista gorda a esa redacción. Y esta es la guinda de redacción apasionada del punto final número 16: “Nosotros los pueblos de Nuestra América y de Europa seguiremos luchando oponiéndonos a todas las formas de discriminación, opresión, explotación, racismo, exclusión, e injusticia social, al neoliberalismo y a las guerras imperialistas, luchando por la paz, la igualdad, la democracia participativa, la justicia social, es decir, seguiremos luchando por construir un mundo mejor”.
Sorprendentemente en la declaración, que es estrictamente política y de una política tendenciosa, ni menciona los derechos de la persona, ni de la familia.
América Latina se merece un respeto y se merece algo mejor. En contenidos y forma.
Hoy celebramos a...