Corazón de Jesús, “corazón” del Evangelio: Junio, mes del Corazón de Jesús
El mes de junio es el mes del Sagrado Corazón de Jesús. ¿Qué es esta devoción? ¿Cuáles son sus raíces y sentidos bíblico y teológico? ¿Cuál es su actualidad? ¿Es una praxis desfasada, meramente piadosa, anticuada?
Orígenes históricos de este culto
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús surge en Francia, en Paray Le Monial, tras una serie de visiones que tiene Santa Margarita María Alacoque, en las que Cristo le pidió que trabajase para la institución de una fiesta en honor del Sagrado Corazón. Estas apariciones tuvieron lugar entre los años 1673 y 1675.
“Quiero que sirvas -le dijo el Señor a esta santa francesa, según testimonio de esta- de instrumento para atraer los corazones a mi amor… Te constituyó heredera de mi corazón… Mi divino corazón de tal manera se abrasa en el amor a ti y a todos los hombres que ya no lo puedo contener y quiero, por tu medio, manifestarlo a todos… Tengo sed de ser amado por los hombres en el Santísimo Sacramento”.
“El Sagrado Corazón -escribió la santa- es una fuente inagotable, que no desea otra cosa que derramarse en el corazón de los humildes, para que estén libres y dispuestos a hasta la propia vida… De este divino Corazón brotan sin cesar tres arroyos: la misericordia para con los pecadores, la caridad en provecho de los necesitados y el amor y la luz para los justos… Este Corazón divino es un abismo de todos los bienes, es un abismo de amor en el que debe ser sumergida toda nuestra indigencia”.
Por esas mismas fechas de la segunda mitad del siglo XVII, el también santo francés San Juan Eudes había escrito el primer oficio litúrgico de esta fiesta, que se estableció como propia de la Iglesia francesa en 1672.
Un siglo después, en 1765, la Santa Sede autorizó a los Obispos polacos y a la archicofradía romana del Sagrado Corazón la celebración de dicha fiesta. Pero no sería hasta el año 1856 cuando el Papa Pío IX estableció el culto universal de esta fiesta, extendiéndola a toda la Iglesia Católica e incrementándose de manera notable su arraigo y popularidad.
El culto y devoción al Sagrado Corazón de Jesús se convertiría así en la segunda parte del siglo XIX y en la primera parte del siglo XX en una de las características más acusadas y fecundas de la religiosidad y piedad de todos los miembros de la Iglesia, pastores y fieles. Si repasamos las biografías de los santos, beatos y fundadores de la época citada y el arte y la literatura de entonces encontraremos pruebas evidentes y hermosas de ello.
Sentido y naturaleza
¿Cuál es el sentido de esta devoción? La devoción al Corazón de Jesús no es el culto a una parte de su organismo y anatomía humana, es el culto y la devoción al mismo Jesús, a la persona entera de Jesucristo. De hecho, en la iconografía de esta devoción no se permitió jamás mostrar sólo el corazón. Había y hay que representar a Cristo en su humanidad completa, porque Él es el objeto de nuestra adoración y a Él se dirige nuestra oración al decir “Venid, adoremos al corazón de Jesús, herido por nuestro amor”.
De ahí, pues, que la devoción al Corazón de Jesús sea entraña misma del culto a Jesucristo como expresión del amor de Dios y siga siempre hoy y siempre un espléndido camino de vida y piedad cristiana.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es quintaescencia del evangelio y del plan de salvación de Dios. Hablar del corazón de Jesús es hablar de su humanidad, de quien nos “amó con corazón de hombre”. Hablar del corazón del corazón de Jesús es hablar del amor de Dios a los hombres. “Te amé con amor eterno”. “Tanto amó Dios al mundo que entregó por él a su Hijo único”.