Un resumen de la emotiva entrevista publicada esta semana por el periódico argentino “La voz del pueblo”
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
El Papa Francisco concedió una entrevista al diario local de Tres Arroyos, al sur de la provincia de Buenos Aires, La Voz del Pueblo, que ha sido publicada esta semana. Histórico periódico de 112 años, obtuvo el privilegio de un “mano a mano” con el Papa, sueño de muchos medios de comunicación. El único pedido del Papa fue que el periodista Juan Berretta le “juegue limpio”. El periodista cumplió, y en 33 preguntas interrogó al Papa sobre su rutina diaria y su visión de la Iglesia y el mundo.
Francisco volvió a repasar, como en entrevistas anteriores, cómo “ni se le ocurría” la posibilidad de ser Papa en este cónclave: “Tanto era el asunto que ni una foto mía salió en los diarios, nadie pensaba en mí”.
Sobre el momento de la elección, volvió a insistir (a diferencia de lo que alguna vez malinterpretó un periodista italiano) en que sintió “mucha paz”. Francisco reveló además que, pese a que había estado en los diarios para el cónclave anterior, “adentro era claro que tenía que ser Benedicto y hubo casi unanimidad por él”, cosa que le “gustó mucho”.
Interrogado sobre el “magnetismo” que produce en la gente, Francisco explicó: “Yo trato de ser plástico en las audiencias, en las cosas que hablo, como hoy (por la audiencia pública del miércoles 20 de mayo) que conté una anécdota de cuando estaba en cuarto grado. Entonces es como que la gente entiende lo que quiero decir".
"Como cuando hablé del caso de los padres separados, que usan de rehenes a los hijos, algo muy triste, los victimizan, el papá le habla mal de la mamá, o al revés, y al pobre chico se le arma un corso a contramano en la cabeza -añadió-. Trato de ser concreto y eso que vos llamás magnetismo, ciertos cardenales me dicen que tiene que ver con que la gente me entiende”.
El Papa reconoció que disfruta las audiencias públicas, “en un sentido humano y espiritual”. “La gente me hace bien, me tira buena onda, como se dice”, contó Francisco, y aclaró que no puede vivir sin gente: “no sirvo para monje (…) yo me hice cura para estar con la gente”.
Por eso, Francisco extraña “caminar por las calles, o ir a una pizzería a comer una buena pizza”. “Acá tengo el apelativo de indisciplinado, el protocolo mucho no lo sigo”, reconoció el Papa, aunque desmintió que vaya a recorrer la ciudad.
En cuanto a su rutina diaria, confesó que se duerme fácilmente, lee una hora antes dormirse a las 22, y se levanta sin despertador a las 4. “Eso sí, después necesito la siesta”, admitió.
Además, aclaró que sólo ojea el diario italiano La Repubblica, y no ve televisión desde hace casi 25 años: “Es una promesa que le hice a la Virgen del Carmen en la noche del 15 de julio de 1990. “Me dije: esto no es para mí”, aseguró Francisco, e insistió, ante la pregunta del periodista, que ni siquiera ve los partidos de San Lorenzo o de la selección argentina.
Incluso admitió que al saludar a Marcelo Tinelli, el conductor de mayor rating de la televisión argentina, no sabía quién era. Sí se enteró de los incidentes producidos en el último encuentro entre Boca y River, y los calificó como una salvajada: “Son esas salvajadas propias de la persona que la pasión lo desborda, y también la prepotencia y la no sociabilidad, la incapacidad de vivir en sociedad. La verdad que es lamentable que en nuestro pueblo existan cosas como las barras bravas, sé que en otros países también existen”. Los barras, para Francisco, “son mercenarios”.
El Papa confesó que no sigue la evolución de la política en la Argentina, e incluso admitió: “No sé cómo son las elecciones ni quiénes son los candidatos. Me imagino quiénes deben ser los principales, pero no sé cómo van las tensiones”.
El llanto y los temores
Francisco reconoció conmoverse, en especial ante las enfermedades de los niños y las visitas a las prisiones. “Me digo: ¿por qué Dios permitió que yo no esté aquí? Y siento dolor por ellos y le agradezco a Dios no estar, pero a la vez siento que ese agradecimiento es de conveniencia también, porque ellos no tuvieron la oportunidad que tuve yo de no hacer una macana digna de estar encarcelado. Eso me lleva al llanto interior. Eso lo siento mucho”, confesó. Además, admitió intentar evitar llorar en público, aunque en dos ocasiones estuvo al límite.
Interrogado sobre sus temores, aseguró que en general no tiene miedo pero “el dolor moral” lo resiste, “pero el físico, no”. “Soy muy cobarde en eso, no es que le tenga miedo a una inyección, pero prefiero no tener problemas con el dolor físico”, confesó entre risas.
Pobreza, corrupción y trata de personas son los peores males que aquejan al mundo hoy, sintetizó Francisco. “La pobreza es el centro del Evangelio. Jesús vino a predicar a los pobres, si vos sacás la pobreza del Evangelio no entendés nada, le sacás la médula”, aseguró al explicar, también entre risas, que no le molestaría que se le recuerde como el Papa Pobre.
Al concluir la entrevista, explicó que necesita que la oración del pueblo le “sostenga”, y por eso pide siempre su oración, y que le gustaría que le recuerden como “un buen tipo que trató de hacer el bien”.
Esta es la tercera entrevista que Francisco concede a un medio gráfico argentino. Sin ninguna coyuntura especial, y ante un abanico de preguntas respetuosas que deambularon entre su vida privada y su visión del mundo, se mostró muy cómodo. Poco a poco, como reconoció, le perdió el “pánico” al periodismo.