Los propietarios de la televisión se autorregulan y sancionan a un programa concurso
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¿Qué espera un adolescente al terminar el colegio? Sabemos que todo joven está lleno de aspiraciones y temores, un incomprendido a veces, pero si hay algo que todos quisieran vivir como experiencia inolvidable, qué duda cabe, es el viaje de promoción.
Y esto lo saben bien los productores de televisión, quienes son capaces de ofrecerles a los jóvenes una serie de retos con el fin de otorgarles las dádivas anheladas. ¿Y el trueque para ir por ello en qué consiste? "Que me den rating", parecen repetir ciertos creativos de hoy.
Pero la ambición esta vez alcanzó ribetes humillantes, cuando un programa concurso de la televisión peruana obligó a escolares en marzo último a comer una "ensalada de cucarachas", lo que iba a ser compensado con un viaje de promoción para toda el aula ganadora.
Sin embargo, la Sociedad Nacional de Radio y Televisión -el gremio de propietarios de algunos medios–, esta vez dijo ¡Alto! y sancionó a la emisora televisiva por donde se emitió tal esperpento, con una multa de casi 13.000 dólares americanos.
Un programa basura
Corría el 20 de marzo último y el programa televisivo "El Último pasajero" de la cadena Latina, recibía en su set a dos grupos de colegios, que enrarecidos por el ambiente del concurso debían concursar como dos bandos rivales por el ansiado viaje de promoción, que esta vez tenía como destino la ciudad de Cancún en México.
Las pruebas eran difíciles y exigentes, como semana a semana se presentaban en cada edición. Hasta que los productores del programa -quizás con órdenes de evitar un nuevo gasto a los propietarios del canal–, incorporaron un "juego" que no se había visto antes en las pantallas de los hogares: la ingesta de un plato de verduras con cucarachas.
Parecía imposible que alguien se las comiera… "No habría gasto en pasajes, porque nadie se sometería a tal humillación", lo pensó seguramente algún productor.
Sin embargo los jóvenes, llevados por la ambición frente al premio o los temores de un bullying posterior, tuvieron que someterse a comer los insectos en el menor tiempo posible, mientras sus equipos (y compañeros de colegio) pedían más y más, como si se tratase de un coliseo romano.
Reacción y rechazo
Fue así que entre muestras de asco e impotencia, las redes sociales comenzaron a explotar con términos como "¡Denigrante!", "TV basura" o frases que pedían: "Llévenlos al hospital".
Era la voz autorizada de los televidentes y de las familias, quienes a través de las redes reclamaban respeto a los menores, y que no se les humillara más por un "viaje inolvidable"; mientras otros pedían sanciones y multas.
Este clamor generalizado encontró respuesta desde el sector civil, a través de la Fundación Ética Periodística, la que en un acto de valor presentó una queja ante el Comité de Solución de Quejas de la Sociedad Nacional de Radio y Televisión.
Dicho Comité se tomó dos meses para deliberar y declarar fundado el pedido, por lo que multó al canal de televisión con U$ 12,270 dólares americanos, que equivalen a diez Unidades impositivas tributarias, con lo que se miden algunas tasas en el país.
Junto a la multa, el canal fue obligado a pedir disculpas públicas y reconocer el veredicto del organismo rector, en el sentido de que el programa "vulneró los principios de defensa de la persona humana y el respeto a su dignidad".
En la histórica sentencia se lee también que el espectáculo para jóvenes faltó a los principios de "fomento de la educación, cultura y moral de la Nación, (así como) la protección y formación integral de los niños y adolescentes".
¿Estamos ante el principio del fin de la “TV basura”? Ojalá…