A 25 años de la visita de San Juan Pablo II, los indígenas siguen siendo marginados y excluidos
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El Papa San Juan Pablo II tuvo especial predilección, durante sus visitas a América Latina y, especialmente, durante sus cinco visitas a México a lo largo de su pontificado, por los indígenas. Según cuentan los obispos que lo recibieron -e incluso en las visitas ad limina que realizaba con él cada cinco años la Conferencia del Episcopado Mexicano-siempre estaba al tanto de los indígenas e instaba a los obispos a estar cerca de ellos.
Fue impresionante el encuentro que tuvo en Yucatán, concretamente en el convento franciscano de San Antonio de Padua, de Izamal, el 11 de agosto de 1993, con las etnias que componen cerca del 15 por ciento de la población mexicana y centroamericana. Durante la tercera visita a México de San Juan Pablo II, fue cuando aconteció este encuentro querido por el pontífice. En aquél día, el indígena maya, Primitivo Cuxim Caamal, tuvo el honor de hablar a nombre de los indígenas del continente al Papa.
Sin embargo, el Papa Juan Pablo II -en 1990– había tenido ocasión ya de haberse reunido con indígenas en su segundo viaje apostólico a México. Así lo recordó — el obispo de San Cristóbal de Las Casas, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel. El prelado de esta región mexicana, colindante con Guatemala, subrayó que el pasado lunes 11 de mayo se cumplió el 25 aniversario de que el Papa San Juan Pablo II llegara a Tuxtla Gutiérrez, en una visita dirigida principalmente a los indígenas de los estados de Oaxaca y Chiapas.
Una madre no se olvida de sus hijos
El obispo mexicano, quien es el encargado de la pastoral indígena de los obispos mexicanos, evocó que Juan Pablo II dijo entonces a los indígenas: "El Papa y la Iglesia están con vosotros y os aman: aman vuestras personas, vuestra cultura, vuestras tradiciones".
Monseñor Felipe Arizmendi dijo que el Papa polaco con toda claridad hizo alusión a "la dureza de la vida, la escasez de medios, la falta de oportunidades para mejorar su formación y la de sus hijos, el acoso continuo a sus culturas tradicionales y tantos otros motivos que podrían invitar al desaliento".
Retomando las palabras del Papa Juan Pablo II, monseñor Arizmendi dijo que los indígenas aún hoy -como hace 25 años-"podrían sentirse olvidados, sobre todo quienes han tenido que dejar sus casas, sus lugares de origen, en una afanosa búsqueda del mínimo imprescindible para seguir viviendo".
El Papa San Juan Pablo II les dejó un mensaje que sigue vigente: "si alguna vez surge dentro de ustedes la tentación del desaliento, recordad esas palabras de la Escritura: aunque una madre se olvidara del hijo de sus entrañas, Dios no se olvida de nosotros. Dios nos tiene siempre presentes, Dios nos mira con especial cariño porque somos sus hijos queridísimos. La esperanza cristiana es también esperanza para esta vida. Dios quiere la felicidad de sus hijos, también aquí en este mundo".
Indígenas, entre la marginación y el menosprecio
El prelado mexicano señaló que, lamentablemente, en Chiapas no sólo es motivo de celebración este aniversario de la visita papal sino que también es motivo de preocupación, porque consideró que todavía "no hemos sido muy fieles a su mensaje, ya que los indígenas entre nosotros siguen siendo marginados y menospreciados".
Y aludió el "caso particularmente doloroso y triste" que acaba de pasar en La Pimienta, una comunidad de las más alejadas y pobres del municipio de Simojovel. "Dentro del programa nacional de vacunación, fueron empleados del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a la clínica que está allá para aplicar las vacunas BCG a 52 niños. De ellos, más de 30 tuvieron reacciones alérgicas delicadas, que obligaron a hospitalizarlos. Lamentablemente, dos de ellos ya fallecieron y otros están graves".
Según dijo monseñor Arizmendi Esquivel, ya las autoridades nacionales del IMSS han tomado cartas en el asunto, han suspendido la vacunación a nivel nacional, están haciendo una investigación para averiguar las causas de estas reacciones y están dispuestas a hacer lo necesario para contrarrestar este problema.
Aunque, dijo el purpurado, no se pueden descartar causas, tampoco hay fundamentos "para asegurar que haya sido con la intención de exterminar a los pobres e indígenas", como algunos grupos han querido ver este incidente. Lo que sí es necesario -terminó diciendo monseñor Arizmendi-es que tanto dinero que se tira en publicidad electoral, podría bien ser usado en atender la pobreza de los indígenas chiapanecos: "ésa sería una forma de honrar la memoria de San Juan Pablo II".