Los velorios de Cruz de Mayo mezclan aspectos europeos, aborígenes y afrodescendientes
“¡Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos!”, dijo por tres veces al comenzar su homilía el obispo de la diócesis de Guarenas (Venezuela), monseñor Gustavo García Naranjo, este domingo 3 de mayo en Guatire, estado Miranda, con motivo de los festejos en honor de la Santa Cruz de Pacairigua, patrona de esta población.
“¡Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo!”, respondían al unísono y ante cada invocación del obispo, los centenares de feligreses que con gran entusiasmo abarrotaron el templo y sus inmediaciones, en una celebración de la Cruz de Mayo, llena de alegría y hermandad.
El párroco del lugar, el padre José Antonio Barrera, tres diáconos permanentes y tres seminaristas acompañaron al obispo durante la eucaristía.
El prelado refirió que la celebración de la fiesta de la Santa Cruz comenzó en el siglo IV. “Santa Elena, madre del emperador Constantino estaba buscando en Jerusalén la cruz Cristo. Tras hallar varias cruces en el Monte Calvario, pudo reconocer la que era del Salvador al colocar sobre ella el cadáver de un hombre, el cual al instante resucitó”.
Explicó que de la cruz encontrada salieron varios trozos, y estos fueron distribuidos por todo el mundo, siendo conocidos como Lignum Crucis. “La cruz es el símbolo principal de los cristianos por ser el resumen de la obra salvadora de Dios realizada en Cristo”, indicó el obispo durante la homilía.
“La Cruz es el resumen del Amor”, explicó con gran entusiasmo, arrancando aplausos de los feligreses. “Ese amor del que nos han hablado las escrituras. Por ejemplo, san Pablo, expresó: “Líbreme Dios de gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”.
En la cruz, Cristo manifestó “hasta donde fue capaz de llegar Dios en su amor por la humanidad, hasta encarnarse y dar la vida por salvarnos”, dijo.
Venezuela devota de la Cruz de Mayo
Monseñor García Naranjo, integrante de la comisión de pastoral afrodescendiente de la conferencia episcopal, refirió que los venezolanos sienten mucha devoción hacia el Velorio de Cruz de Mayo, especialmente en Guatire; en poblaciones del oriente del país, como Carúpano; y en el céntrico estado Aragua, en Choroní. Los estados donde no se celebran estas fiestas son Mérida, Zulia y Táchira.
“El Velorio de la Cruz de Mayo es una gran fiesta en la que participan lugareños y visitantes”, detalló el obispo. “La gente amanece bailando al ritmo de tambores, y todo el mundo exalta a la Cruz como símbolo de nuestra salvación y del amor de Dios”.
Indicó que en Guatire, la patrona es la Santa Cruz de Pacairigua, nombre indígena tomado de un río que atraviesa esta región mirandina. Tiene una altura de dos metros y fue elaborada en madera de cedro, cubierta por pintura blanca y bordes dorados.
“La devoción del Velorio de la Cruz de Mayo ha sido transmitida a las generaciones desde la época de la Colonia y es una mezcla de aportes europeos unidos a elementos de tipo aborigen y africanos”, y se extiende por todo el mes de mayo.
Recordó que estas fiestas van acompañadas con la música de cada región: galerones, fulías, malagueñas, romances y tonos. “Se utilizan instrumentos como el cuatro, la mandolina, la guitarra, el tambor cuadrado, las maracas y el acordeón”, dijo.
Edificar a la Iglesia desde la Cruz
El obispo de Guarenas recordó y contextualizó las enseñanzas del Papa Benedicto XVI. “Cada vez que nos hacemos la señal de la Cruz, debemos recordarnos de no responder a las injusticias que recibimos con otras injusticias, a la violencia con otra violencia”.
De igual manera, tomando en cuenta las enseñanzas del Papa Francisco, expresó: “Cuando caminamos sin la cruz, cuando edificamos sin la cruz, y cuando confesamos a Cristo sin la cruz, no somos discípulos del Señor”.