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Unidos a Jesús sus seguidores dan mucho fruto; sin pierden la comunión con Él, dañan a los demás. Lo dijo el papa Francisco al rezar el Ángelus el 3 de mayo de 2015.
El Obispo de Roma comentó el evangelio que presenta a Jesús en la Última Cena, en el momento en el cual sabe que la muerte está cerca: su "hora".
"Por última vez, él está con sus discípulos, y quiere impresionar bien en sus mentes una verdad fundamental: aun cuando él ya no estará físicamente entre ellos, ellos podrán mantenerse unidos con él en un modo nuevo, y así dar mucho fruto.
Si al contrario alguno perdiera la comunión con Él, se convertiría en estéril, es decir, dañoso para la comunidad".
La vid y los sarmientos
Para expresar esta realidad -dijo el Papa- Jesús utiliza la imagen de la vid y los sarmientos:
"Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos" (Jn 15, 4-5).
"Jesús es la vid, y a través de Él - como la savia en el árbol - pasa a las ramas el amor de Dios, el Espíritu Santo", explicó Francisco.
"He aquí, nosotros somos las ramas, y a través de esta parábola Jesús quiere que entendamos la importancia de permanecer unidos a Él.
Las ramas no son autosuficientes, dependen totalmente de la vid, que es la fuente de su vida.
De la misma manera es para nosotros los cristianos. Injertado con el bautismo en Cristo, hemos recibido de Él gratuitamente el don de la vida nueva; y gracias a la Iglesia podemos permanecer en comunión vital con Cristo".
Cómo permanecer en Jesús
Francisco indicó la manera que los cristianos tienen para permanecer en Jesús:
"Debemos permanecer fieles al bautismo, y crecer en la intimidad con el Señor mediante la oración, la escucha y la obediencia a su Palabra, la participación en los Sacramentos, especialmente en la Eucaristía y la Reconciliación.
Y el Papa destacó los beneficios de esta unió con Dios:
"Si uno está íntimamente unido a Jesús, disfruta de los dones del Espíritu Santo, que - como nos dice San Pablo -son "amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí mismo" (Gálatas 5:22 ).
Y en consecuencia hace tanto bien al prójimo y a la sociedad como verdadero cristiano.
De estas actitudes se reconoce que uno es cristiano, como de los frutos se reconoce el árbol.
Los frutos de esta profunda unión con Jesús son maravillosos: toda nuestra persona viene transformada por la gracia del Espíritu, alma, inteligencia, voluntad, afectos, e incluso el cuerpo, porque somos una sola unidad de espíritu y el cuerpo.
Recibimos un nuevo modo de ser, la vida de Cristo se convierte en nuestra: podemos pensar como Él, actuar como Él, ver el mundo y las cosas con los ojos de Jesús.
En consecuencia, podemos amar a nuestros hermanos, a partir de los más pobres y los que sufren, con su corazón y llevar así en el mundo frutos de bondad, de caridad y de paz".
"Cada uno de nosotros es una rama de la única vid; y todos juntos estamos llamados a llevar los frutos de esta pertenencia común a Cristo y a la Iglesia", añadió. Y concluyó:
"Confiémonos a la intercesión de la Virgen María, para que seamos ramas de vida en la Iglesia y testimonios coherentes de nuestra fe, consciente de que todos, según nuestras vocaciones particulares, participamos a la única misión salvífica de Jesucristo, el Señor".