¡Ocurrió algo increíble!
Acaba de ocurrir.
Bajo un árbol vi a este anciano sentado. Un hombre sin hogar.
Me nació del alma bajarme del auto. Le obsequié un refresco y unas galletas.
Entonces ocurrió algo increíble.
Llega un guardia de seguridad, también un hombre mayor, sencillo, humilde.
Con gran amabilidad y cariño, le llena el garrafón vacío con agua fría que ha traído de su trabajo.
"Gracias por ayudarlo", me dijo el guardia. Y añadió:
"Todos los días le digo a mi mujer que me mande comida de más en mi lonchera, con el almuerzo.
Así puedo compartirlo con él. Lo necesita más que yo".
Y terminó con esta frase:
"Qué bien se siente uno al ayudar a sus semejantes".