Nos llegan en estas horas las noticias sobre una nueva tragedia en las aguas del mediterráneo. Una patera llena de inmigrantes naufragó la pasada noche a 60 millas de la costa de Libia y se teme que haya cientos de víctimas. Quiero expresar mi más sentido dolor frente a una tragedia de esta magnitud y rezaré por los desaparecidos y sus familias. Quiero dirigir un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que actúe con decisión y rapidez, para que tragedias de este tipo puedan evitarse.
Son hombres y mujeres como nosotros, hermanos nuestros que buscaban una vida mejor, hambrientos, perseguidos, heridos, explotados, víctimas de guerras, buscan una vida mejor. Buscaban la felicidad. Os invito a rezar en silencio primero y después todos juntos por estos hermanos y hermanas.
Dios te salve, María, llena de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.