¿Cómo encuentro a la mujer ideal? ¿Existe?

Para ello tuve que abandonar mis actitudes de “macho alfa” en busca de “hembra”

Cuando yo era muy chiquita mi hermano mayor me escribió esta carta que quiero compartirles. Para mí es un tesoro, un legado importantísimo que marcó mi camino en la búsqueda del amor verdadero. Me alegraría mucho saber que mi hermano puede seguir ayudando a muchos, tocando sus corazones y cambiando sus vidas con esta carta.
 
Querida Yori:
 
Desde chicos, los hombres estamos expuestos a ser formados como “machos alfa”. Crecemos queriendo que todo venga rápido y buscamos hacer cosas de grandes “ya ya”, dejando de lado el “paso a paso”.
 
Mi vida ha sido buena en varios aspectos, pero no te quiero negar que muchas veces me he cuestionado el cómo llevar una relación y mi rol como hombre.
 
Siempre he anhelado tener una relación como la de papá y mamá. No ha sido perfecta, pero he visto sus bases muy sólidas: se aman, se comunican, no dejan de conocerse, se cuidan entre ellos, van a Misa todos los Domingos. Yo busco una mujer tan bella como mamá: responsable con la familia, que ame a Dios sobre todas las cosas, que me haga crecer en lo espiritual y muchas otras cosas esenciales. Me parece lógico que si yo espero eso de una chica, yo debería ser ese hombre que siga el ejemplo de un hombre justo también.
 
La verdad es que el camino para llegar a serlo ha sido demasiado complejo, despojarme del día a día, tratar de ser diferente parece imposible, negarme a propuestas “interesantes” de mis amigos es un verdadero reto, decir que NO o parar la mano cuando debía hacerlo, otro tanto complicado.

Cometí muchos errores desde que era chico. Luego, ya más grande, cuando creí conocer por primera vez el “amor”, la fregué (* peruanismo que significa estropear) varias veces y después, aún cuando fui consciente de esas experiencias erróneas, volví a caer. No sabía hasta cuándo sucedería esto. Pero estoy esforzándome por hacer las cosas bien.
 
Pequeña, con Pili llevamos 3 años de relación ya y estoy feliz. Es una mujer que me ha enseñado y demostrado que el amor puro y santo ¡sí existe! La lucha contra la tentación no ha sido fácil, fuimos ingenuos muchísimas veces y de esos malos ratos, por los que sentimos que nos habíamos fallado a nosotros mismos, el uno al otro y a Dios, hemos ido aprendiendo y madurando.
 
Puede sonarte hasta exagerado, pero en estas épocas todavía existen las reglas de la casa para estar con una chica: el llamarla hasta tal hora, el regresarla a casa en el tiempo pactado, etc. Me acuerdo que la primera vez que hablé con sus papás fue más complicado que sustentar mi tesis de Administración en la Garcilaso (* Universidad en Lima). ¡Estaba muy nervioso! Podría seguir contándote más experiencias de este tipo, pero el punto al que quiero llegar es que todos estos detalles, que a los ojos del mundo son “anticuados” o “demasiado tradicionales”, eran la garantía para saber de la clase de mujer con la que estaba, y eso fue lo que me enamoró profundamente de ella. Tuve que pasar por todo eso para encontrar a la mujer que siempre quise y que ahora tengo.
 
Ahora hay un poco más de flexibilidad, pero siguen existiendo las reglas de sus padres y las cosas que ella me ha dejado en claro sobre la grandeza y pureza de esta relación, y eso aún como enamorado sigo respetando. No ha sido fácil aceptarlas, tuve que ceder en mucho y renunciar a muchas cosas, porque sencillamente estaba acostumbrado a otras. Ahora recién comprendo que todo tenía su propósito. ¿Podía encontrar de otra manera a la mujer de mis sueños, si no era sacrificándome a mí mismo y cambiando las maneras aprendidas desde pequeño de cómo un “macho alfa” encuentra a su “hembra”? Pues no hermanita, este sacrificio ha sido necesario para encontrar el amor puro y verdadero en una mujer excepcional.

 
Mis amigos me decían “no sabes lo que te pierdes” cuando les conté, hace 2 años, de mi opción de cuidar el corazón y el cuerpo de Pilar y hacer lo propio conmigo también. Sabía que ni para mí ni para ella sería fácil, pero ahora les puedo decir con toda serenidad y verdad: “son ustedes quienes no saben lo que se pierden”. Cuidar de ella y de mí también, ha sido la mejor decisión que ambos hemos podido tomar.

La clave para seguir en la lucha de lograr este amor puro ha sido nuestro sueño de esperar al momento fijado por Dios… el matrimonio… para la entrega total.
 
Eres muy chiquita para entender esto, pero te lo escribo para contarte Yori, princesa mía, que el amor de verdad sí existe. Te amo mi pequeña y espero que tú también lo llegues a encontrar. Con amor, tu hermano!!!
 
Andreé, Lima, 16 de agosto de 1994.
 
Nota: MI AMADO HERMANO no llegó a casarse con Pili, porque se fue antes al Cielo. Yori.
 
Artículo originalmente publicado por La Opción V