El jugador de fútbol sueco Zlatan Ibrahimovic se ha tatuado 50 nombres en su cuerpo. Con ellos quiere concienciar sobre el hambre en el mundo. En su último partido, tras anotar el primer gol, se quitó la camiseta y sorprendió al mostrar todo su cuerpo tatuado de nombres.
En su página de Facebook explica su intención: “Ayer jugamos ante el Caen en el Parque de los Príncipes. Fue mi partido más importante hasta ahora”.
“Debajo de mi camiseta tenía 50 nombres de personas en mi cuerpo. Personas que no conozco, pero que quiero mantener cerca. 50 nombres sobre más de 850 millones de personas que sufren de hambre en el mundo. Asegurémonos de que el mundo lo sepa”, escribió.
“Vaya donde vaya, la gente me reconoce y me llama por mi nombre y me vitorea”, continúa, ”pero hay nombres por los que nadie se ocupa: los de los 850 millones que pasan hambre en el mundo de hoy en día”.
Su deseo de dar a conocer el drama del hambre y solidarizarse con los que lo sufren es bello, pero ¿era necesario tatuarse 50 nombres por todo el cuerpo?, ¿era necesario tanta exposición mediática?, ¿es ésta la mejor manera de ayudar a los que pasan hambre?
Futbolistas solidarios
El mundo del fútbol mueve muchísimo dinero. Son ídolos de masas, y todos sus movimientos, gestos y palabras son observados por todo el mundo. Muchos son los futbolistas que intentan reintegrar a la sociedad toda su popularidad y sus ganancias.
Un ejemplo que encontramos en su mismo club, el París Sant Germain, es el de Ezequiel Lavezzi, que en el año 2009 decidió fundar la Asociación Niños del Sur (ANSUR) con su hermano Diego.
“La fundé apenas la situación económica me lo permitió. Es una Asociación que ayuda a chicos y pre-adolescentes que viven en situación de riesgo social. Hoy, la Asociación ayuda a 50 chicos y sus familias y se ocupa de su futuro a través de su formación e integración social.
“Lo que buscamos es enseñarles que hay una salida para su situación actual y que existen alternativas fuera de una vida de delincuencia juvenil”, explica el jugador.
También los jugadores del equipo de Argelia quisieron tener un gesto solidario con los niños de la franja de Gaza. El equipo decidió destinar a ellos una prima cercana a los 6,5 millones de euros, por su clasificación a los octavos de final en el Mundial de Brasil.
El delantero Islam Slimani explicó en su cuenta de Facebook las intenciones de todo el plantel y aseguró que estos niños son víctimas inocentes de la guerra entre Israel y Palestina, y que “lo necesitan más que nosotros”.
¿Solidaridad o postureo?
Es muy difícil atisbar en qué momento las actuaciones de los futbolistas son simples llamadas a la solidaridad o se trata de excelentes campañas para “vender” una imagen.
Un buen ejemplo de “postureo” y mal entendida solidaridad ocurrió también en el Mundial de Brasil. Sulley Muntari, jugador de la selección de Ghana decidió hacer un gesto especial por los niños brasileños.
El jugador pidió un permiso especial a su entrenador Kwesi Appiah para trasladarse a Maceió, donde habita una de las comunidades más necesitadas de aquel país. Allí, dibujó varias sonrisas en los lugareños al tomarse fotos y firmar autógrafos; pero más aún cuando mostró una faja con billetes, que comenzó a repartir entre los presentes. ¿Estos gestos solidarios ofrecen una verdadera ayuda o sólo consiguen notoriedad?
Hoy celebramos a...