Aleteia logoAleteia logoAleteia
viernes 26 abril |
San Isidoro de Sevilla
Aleteia logo
Espiritualidad
separateurCreated with Sketch.

Abrir el alma

Verja abierta

© Guadalupe Cervilla / Flickr / CC

Verja abierta

Carlos Padilla Esteban - publicado el 04/02/15

Jesús era un pozo abierto sin temor, un cauce esperando sediento el río, el lecho del océano acogiendo las aguas

Hoy queremos detenernos a contemplar a Jesús. Era un hombre como otro cualquiera. Un hombre enamorado. Un peregrino en busca del encuentro con su Padre. Un caminante recorriendo las huellas de su propia alma.

Porque Él tenía el alma abierta. Parece tan sencillo abrir el alma. Pero no es fácil. Muchas veces la encerramos bajo una coraza. Por miedo a ser heridos por los hombres, por la vida.

Jesús era un pozo abierto sin temor, un cauce esperando sediento el río, el lecho del océano acogiendo las aguas. Jesús buscaba el amor de Dios y lo llevaba conmovido en sus entrañas.

Jesús era un hombre libre. No hacía planes, no tenía una estrategia fríamente calculada, no tenía prejuicios. No huía de lo que no quería. No se precipitaba siguiendo sus deseos. No tenía pensados todos sus pasos. No conocía el futuro y sus misterios.

Sus discursos no estaban escritos previamente. No sabía calcular ni sacar provecho de la vida. No se rodeó de gente poderosa. No buscó un lugar seguro y protegido, desde el que poder cambiar el mundo.

Su vida era sencilla. Rodeado de personas sencillas. Era la vida de un pescador, de un hombre libre, de un hombre pobre. No vivía lleno de pretensiones y expectativas. Vivía con pasión el hoy, sin temer el mañana.

Caminaba sin tener preparado lo que iba a hacer. Dudaba. Volvía al camino. Aceptaba la invitación de cualquiera y detenía sus pasos. Cambiaba su esquema del día por aquel que le necesitara. La realidad se imponía.

Iba siempre con los suyos, se abría a los desconocidos. Y amaba al mismo tiempo la soledad. Compartía el día y la noche. Jugaba y soñaba al lado de los hombres. Los necesitaba, porque sin ellos no tenía sentido su vida.

Buscaba momentos de oración en los que se retiraba solo, al mar, a la montaña. Allí descansaba con Dios, con su Padre. Se llenaba el océano. Se desbordaba el río. Su forma de vivir era compartir el pan, los sueños, la vida misma.

Se conmovía ante el dolor. Y hubiera querido acabar con todo el mal del mundo. Vivía todo de forma intensa, sin preocuparse del paso del tiempo. Para Él la persona era lo primero, más allá de la norma, del precepto, del cumplimiento.

A cada uno lo miraba según su corazón, según su alma. No encasillaba a nadie. No tenía prejuicios. En las comidas se reunía con sus amigos, porque eso era lo más importante para Él. Tenía lugares donde echar raíces como Betania.

No tenía prejuicios, no le importaba el qué dirán. Comía con publicanos y prostitutas. Se dejaba querer. Su forma de vivir consistía en curar el alma y el cuerpo.

Le llevaban muchas personas enfermas del corazón y enfermas del cuerpo. Por misericordia, por compasión, los miraba. Y les hablaba de un Dios que nos ama con locura, que lo deja todo por nosotros.

Jesús camina, come, ama, habla de su Padre, toca el corazón, acoge a todos, ayuda a que otros sueñen con que pueden amar más. Siempre miraba al hombre en su realidad.

Jesús perdonaba, levantaba, se ponía en el lugar del otro. No se asustaba ante el pecado del hombre. No le temía al dolor. Aunque sufría al pensar en la agonía.

Jesús era el hombre libre. El hombre niño. El hombre apasionado. Ese corazón lleno de fuego y compasión. Jesús seguro que reía y lloraba con los suyos. Se cansaba y descansaba. Comía y bebía. Se turbaba y confiaba. Era hombre. Era Dios.

Tags:
alma
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.