“El niño en gestación es una persona que merece respeto y es sujeto de derechos”
La Conferencia Episcopal de Chile publica hoy en su página web la entrevista que el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati Andrello concedió al diario nacional El Mercurio. En el diálogo, el también presidente de la conferencia episcopal de ese país, se refiere a diversos temas de actualidad como a la reciente aprobación de la Ley de educación y el anuncio oficial del gobierno de enviar al parlamento un proyecto de ley para despenalizar el aborto en Chile.
Reproducimos la parte de la entrevista en que habla sobre la despenalización del aborto
-Ante el anuncio gubernamental, “El Mercurio” publicó unas minutas con la discusión en el Gobierno respecto de la ley sobre despenalización del aborto bajo ciertas causales. ¿Qué impresión le dejaron esas minutas?
-Siempre un trabajo prelegislativo es muy valioso. Sin embargo, debe acoger todas las visiones. Lamentablemente, las minutas a las que se refiere dejan muchas dudas y presentan conceptos que apuntan a un aborto a todo evento. Me parece que en ellas no está presente la concepción de que el embrión y el niño en gestación es una persona, que tiene su dignidad, merece respeto y es sujeto de derechos. Es muy complejo considerar que este niño es solo parte de la madre, sin considerar que es una criatura única e irrepetible. Queremos proteger la vida desde la fecundación, que es el único origen biológico que podemos definir.
-En esos documentos se habla incluso de que para la acreditación de hospitales se debe exigirles el cumplimiento de todas las leyes, incluida la de aborto. ¿Cómo afectaría aquello a un hospital como el de la UC?
-El Estado debe permitir que la diferente identidad y misión de una universidad y de sus campos clínicos se expresen. No se puede forzar a ir contra la conciencia de un médico. No se puede obligar a eliminar un niño en gestación. El aborto va contra la lógica y nuestro convencimiento es proteger la vida. Es también la misión del hospital de la Universidad Católica.
-Se ha dicho igualmente en este debate que la objeción de conciencia es solo personal y no institucional…
-La conciencia no puede ser sino personal. En efecto, la persona humana es un ser moral que tiene el poder y el deber de configurar por sí mismo, responsablemente, su propia vida. En algunos países se ha considerado también posible que la objeción de conciencia sea institucional. En la Universidad Católica, los profesionales firman libremente adscribir a la declaración de principios; por lo tanto, la prevención y el cuidado de la vida son inherentes a la labor en sus campos hospitalarios. No se nos puede obligar a un acto que no aceptamos posible realizar.
-En su primer gobierno la Presidenta Bachelet no impulsó ninguna legislación sobre el tema e incluso el cardenal Errázuriz ha contado que ella le dijo ser contraria al aborto y considerar innecesaria una ley de aborto terapéutico. ¿A qué cree que se debe este cambio de posición de ella?
-Constato que hay un cambio de posición. Tuve la oportunidad de compartir con la señora Presidenta esta realidad. Sin embargo, no soy yo quien debe responder a esta pregunta.
-¿Tuvo oportunidad de conversar con ella al respecto?
-Sin duda conversé con ella. No es necesario que ella me lo diga; se nota por lo que ha presentado ya en el discurso de mayo del año pasado y ahora, con el proyecto sobre despenalización del aborto. Son realidades que hay que profundizar muy a fondo y que en otra oportunidad ella misma, como lo había declarado el cardenal Errázuriz, se había mostrado contraria.
-Hace diez años una legislación de aborto parecía imposible en Chile, y hoy incluso recibe apoyo en las encuestas. ¿Qué ha cambiado?
-Ha cambiado la cultura. Estamos viviendo en un país mucho más secularizado de lo que era hace diez años. No quiere decir que sea mejor; no siempre la secularización lleva a cosas positivas. Pero sin duda el país ha cambiado.
-¿Es más difícil defender los valores cristianos cuando se suman casos de sacerdotes sancionados por abusos?
-Son dos cosas diferentes. El hecho de que uno se equivoque no quiere decir que esté equivocado lo que anuncia y lo que predica. Hay que distinguir y lo que hay que defender son los principios. Por cierto, ojalá que en la vida no solo de los sacerdotes, sino de todos los cristianos, haya una profunda coherencia.
-¿Qué espera la Iglesia de los legisladores católicos en esta materia?
-Le respondo con las palabras del documento de Aparecida en la V Conferencia de Episcopado Latinoamericano y Caribeño: “Esperamos que los legisladores, gobernantes y profesionales de la salud, conscientes de la dignidad humana y del arraigo de la familia en nuestros pueblos, la defiendan y protejan de los crímenes abominables del aborto y de la eutanasia; esta es su responsabilidad. Por ello, ante leyes y disposiciones gubernamentales que son injustas a la luz de la fe y de la razón, se debe favorecer la objeción de conciencia” (n. 436). El Papa Francisco enseña que el que está por nacer “es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno” (Cfr. Evangelii Gaudium , n. 213).
-En el pasado se ha planteado que un político católico que legisle contra la doctrina de la Iglesia se expone desde una excomunión a otro tipo de sanciones. ¿Puede ser eso aplicable?
-Yo descarto que sea objeto así, en general, de una excomunión latae sententiae , automática, porque yo no puedo entrar en la conciencia de la persona. Lo que sí insistimos es que si soy católico y apruebo una doctrina contraria a mi fe, eso tiene gravedad. No digo que sea excomunión en todos los casos ni automáticamente.
Leer aquí el artículo originalmente publicado por Revista Ecclesia, del que es extracto