Cerca de 66 mil menores de edad fueron aprehendidos por la patrulla fronteriza
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El año pasado, en Estados Unidos, se rompió el récord histórico de niñas, niños y adolescentes viajando solos hacia la Unión Americana. Cerca de 66 mil menores de edad fueron aprehendidos por la patrulla fronteriza y por las autoridades de migración estadounidenses.
La mayor parte de ellas y de ellos provenían de América Central. Y también la mayor parte de los infantes no acompañados, o separados de su familia, estaban huyendo de sus países, en busca de seguridad, o de un familiar en Estados Unidos.
Pero no se trata de huir de sus países para ganarse un mejor empleo. Las niñas, los niños y los adolescentes, principalmente de Honduras, Guatemala y El Salvador, se ven obligados a renunciar a la educación, a su casa, a su entorno social, geográfico, familiar, para poder ponerse a salvo de la violencia, de las pandillas y de la pobreza.
Paliar la crisis humanitaria
Con el proyecto “Niños de Paz”, promovido por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) y la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO), las instituciones involucradas tienen como cometido paliar la crisis de menores migrantes que se ha convertido en una crisis de carácter humanitario y regional.
En este proyecto, se busca mejorar el acceso a la educación, la protección y la información de los menores que se encuentran ya en alojamientos o en centros de acogida a lo largo de la frontera entre México y Guatemala, lugar obligado de paso de los menores que van hacia el Norte, cruzando México para ganar, como sea, la frontera con Estados Unidos.
La realización del proyecto “Niños de Paz” ha sido posible gracias al apoyo de la Unión Europea, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2012, que ha decidido donar parte del dinero a ACNUR para la protección de los miles de niños refugiados y desplazados en diferentes regiones del mundo, en este caso en el llamado “Triángulo Norte” de Centroamérica.
A finales del año 2014, ACNUR presentó el informe Arrancados de raíz. Causas que originan el desplazamiento transfronterizo de niños, niñas y adolescentes no acompañados y separados de Centroamérica y su necesidad de protección internacional, donde se señala que cada año, miles de niños, niñas y adolescentes de la región, cruzan la frontera sur de México con el sueño de encontrar un futuro mejor.
Muchos de ellos huyen de situaciones de violencia que han limitado sus posibilidades de vivir en familia, acceder a la educación, a la salud, y a fin de cuentas, de llevar una vida digna.
Desean seguir estudiando, pero se tienen que ir
El informe –según ha revelado El Observador Online— pone en evidencia que algunas de las múltiples violencias sufridas por estos niños y niñas y que causaron su salida, incluyen agresiones, intimidaciones, amenazas, inseguridad, e incluso violencia en el ámbito doméstico –o de naturaleza sexual–, evidenciando el grave nivel de desprotección en que se encuentran los niños, niñas y adolescentes en algunas partes de la región del “Triángulo Norte” de Centroamérica.
La migración infantil hace que los menores vean truncado su proceso educativo ante la necesidad de proteger sus vidas. Muchos de ellos han expresado su deseo de continuar sus estudios, de recuperar cierta normalidad, de vivir una vida digna que, por desgracia, se les cierra en sus lugares de origen, entre los suyos, dando como resultado una generación perdida para la región.
En este contexto, la ACNUR, al poner en marcha el proyecto “Niños de Paz”, permitirá, además de sensibilizar y visibilizar las necesidades de protección internacional de la niñez centroamericana que ha huido de sus países a causa de la violencia y la persecución, atraer la atención internacional para trabajar en los países expulsores y detener el flujo infantil y juvenil hacia los centros de detención de Estados Unidos.
También se trata de evitar a las niñas, los niños y los adolescentes el paso por México, donde, a menudo, sufren serias vejaciones, cuando no la trata y la explotación laboral o sexual.
Un primer intento
A partir del pasado 21 de enero, el proyecto inició en la zona fronteriza de México y Guatemala, en coordinación con el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), el Instituto Nacional de Migración, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, y los albergues y organizaciones de la sociedad civil.
Este proyecto “Niños de Paz” contribuirá a fortalecer la protección de las niñas, niños y adolescentes centroamericanos, además de apoyar a su atención psicosocial, a través del acceso a programas educativos y recreativos en México y Guatemala, y el mejoramiento de infraestructura en los albergues.
Es el primer intento de dignificar una situación de por sí indigna. Pero, también, es muestra de que en este tipo de problemas, la unión de los organismos internacionales y los gobiernos locales, puede hacer –de hecho la hace—la diferencia para miles de pequeños que hoy, simplemente, ven canceladas sus oportunidades de futuro.