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LIBERTAD RELIGIOSA EN CHINA: Arrestos, detenciones, destrucción de iglesias, prohibiciones y consagraciones episcopales ilícitas

Ayuda a la Iglesia Necesitada - publicado el 22/01/15

El informe sobre libertad religiosa de Ayuda a la Iglesia Necesitada, país por país
La República Popular China fue fundada el 1 de octubre de 1949. Aunque hay varios partidos pequeños en el Parlamento, la Constitución concede al Partido Comunista el monopolio del poder legislativo, legal, ejecutivo y militar. 

La Constitución garantiza, teóricamente, la libertad de religión, pero la consecuencia del poder absoluto del Partido Comunista Chino (PCCh) es que exige, que la religión se adapte a su política. No hay leyes que regulen la actividad religiosa, controlada en su lugar a través de decretos y normativas, cuyas últimas versiones se remontan a 2005. 
Una serie de ejemplos muestran la forma característica de regular la religión del PCCh: 

  1. Solo se reconocen oficialmente cinco religiones, budismo, taoísmo, islam, y cristianismo protestante y católico. El resto de las religiones, entre ellas el judaísmo y el cristianismo ortodoxo, se consideran ilegales. 
  2. El derecho a la expresión religiosa no pertenece al individuo, sino que lo otorga el Estado y sólo lo pueden expresar las personas registradas y en los lugares registrados por la Administración Estatal de Asuntos Religiosos (AEAR). Cualquier tipo de expresión religiosa que se salga de estas restricciones se considera delictiva. En la práctica, todos los grupos religiosos de China cuentan con la sección “oficial” y la “no oficial”. 
  3. El Gobierno se arroga a sí mismo el derecho a controlar las relaciones entre los fieles de una religión determinada dentro de China y los de fuera del país, y al mismo tiempo exige adhesión a los principios de “autodeterminación” e “independencia” respecto a las autoridades religiosas internacionales de dicha religión, por ejemplo, el dalai lama de los budistas tibetanos o el papa de los católicos. 

Para garantizar que las distintas religiones se adhieran a la política del PCCh (“a favor del pueblo”), todos los grupos religiosos oficiales están regulados por la “asociación patriótica”. En teoría, la pertenencia a la asociación patriótica es voluntaria, pero en la práctica quien no la acepta se considera ilegal. 

Las actividades religiosas (culto, educación y trabajo de beneficencia y social) se permiten dentro del marco de las estructuras registradas; no obstante, todas las publicaciones tienen que ser aprobadas por la AEAR y no se pueden difundir fuera de los recintos oficialmente aprobados para ello. La televisión y la radio (controladas por el Estado) solo muestran los saludos ceremoniales oficiales de los líderes religiosos en determinadas festividades (por ejemplo, el 1 de octubre, Día Nacional, o el Año Nuevo Chino). 

Católicos 

Para la comunidad católica de China, el período que se estudia en este informe ha estado marcado por arrestos, detenciones, destrucción de iglesias, prohibición de las actividades religiosas y consagraciones episcopales ilícitas (realizadas por el Gobierno chino). 

La elección del papa Francisco y, casi al mismo tiempo, el ascenso al poder del presidente Xi Jinping, considerado moderado, infundió esperanzas de cambio en el clima de la libertad religiosa. Hubo manifestaciones de aprobación respecto al papa Francisco y al nuevo secretario de Estado vaticano, incluso por parte de personalidades del Gobierno. Pero en la práctica la situación se ha mantenido sin el menor cambio. 

Arrestos y detenciones 

A principios de 2013, con el anuncio de la abolición del laojiao (“reeducación mediante el trabajo”, una serie de campos de trabajo forzoso y de sesiones de “reeducación” política) y la reforma del código penal, por la que la policía ya no puede mantener a nadie en prisión sin cargos más de seis meses, muchos católicos esperaban que sus obispos y sacerdotes, presos sin cargos, quedarían libres. 

Entre estos está el obispo “clandestino” Su Zhimin, de 80 años, que desapareció en custodia policial hace 15 años; Mons. Cosmas Shi Enxiang, de 90 años, obispo “clandestino” de Yixian, que lleva esperando el juicio desde 2001; el P. Joseph Lu Genjun, vicario general de la diócesis clandestina de Baoding (en la provincia de Hebei), bajo custodia policial desde el 17 de febrero de 2006; y decenas de sacerdotes de las comunidades católicas no oficiales. Sin embargo, hasta la fecha, no hay noticias de su paradero. 

Iglesias destruidas 

El 14 de septiembre de 2012, la pequeña iglesia del pueblo de Caibang (cerca de Xiantao en la provincia de Hubei) fue incendiada. Según los católicos de la zona, le prendieron fuego deliberadamente. Esta capilla había sido construida en 1993 justo en el mismo solar en el que había existido una iglesia anterior, demolida en 1954, en la época de Mao. Según algunos fieles, prendieron fuego a la iglesia para quedarse con el terreno y el Gobierno no ha mostrado ningún interés por buscar a los autores. 

Injerencias de las autoridades 

El Gobierno de Wuhan ha interferido de manera muy autoritaria en la vida de la Iglesia de Hubei, impidiendo la designación de un nuevo párroco y suspendiendo de su cargo al P. Shen Guoan, administrador de la diócesis. A finales de noviembre de 2012 el P. Shen Guoan anunció su traslado. Unos días antes, representantes de la AEAR le informaron de que el traslado era ilegal y el 13 de diciembre, el propio P. Shen Guoan fue despedido de su puesto. En su lugar, el ministerio estableció un comité para organizar la iglesia. 

En 2011, el Gobierno había designado al P. Shen Guoan como obispo de Wuhan sin permiso de la Santa Sede. Los sacerdotes de la zona y el propio P. Shen Guoan se habían negado a aceptar la ordenación ilícita. Es posible que este despido deliberado sea un acto de venganza de la Asociación Patriótica. Mientras, el Gobierno ha designado a otro sacerdote, el P. Cui Qingqi, como presidente del comité, tal vez con intención de convertirle en obispo. 

El 24 de mayo de 2013, festividad de Nuestra Señora de Sheshan, el Gobierno volvió a imponer a los católicos de otras diócesis3 (a excepción de los de la de Shanghái) la prohibición de participar en la peregrinación anual al santuario. Esta prohibición lleva siendo impuesta todos los años desde 2008, cuando el papa Benedicto XVI proclamó el 24 de mayo día mundial de oración por la Iglesia de China. El 26 de mayo de 2013, la policía rodeó el pueblo de Donglu, al que los católicos han dado un nuevo nombre en recuerdo de una aparición de Nuestra Señora en el siglo XX. La intención era impedir que los católicos se reunieran en el santuario para realizar una peregrinación en honor de la Virgen María. 

Entre el 7 y el 28 de octubre de 2012, el Vaticano reunió el sínodo sobre la nueva evangelización. El papa Benedicto XVI había invitado a participar a Mons. Lucas Li Jinfeng, obispo de Fengxiang y a Mons. Aloysius Jin Luxian, obispo de Shanghái. Sin embargo, el Gobierno chino les denegó el permiso de salida del país. El obispo de Fengxiang es el único obispo chino reconocido por el Gobierno a pesar de no pertenecer a la Asociación Patriótica. 

Ordenaciones episcopales 

Inmediatamente después de su ordenación como obispo en la catedral de Shanghái el 7 de julio de 2012, Mons. Thaddeus Ma Daqin fue arrestado y puesto bajo vigilancia policial. Se había producido un desacuerdo entre el Vaticano, que lo había nombrado obispo auxiliar de Shanghái, y el Gobierno, que lo había nombrado obispo vicario de la diócesis. Pero las autoridades actuaron contra el obispo el día de su ordenación episcopal, porque anunció que abandonaba la Asociación Patriótica Católica China (APCCh). Citó a Benedicto XVI, que había declarado que los principios de la APCCh son “irreconciliables con la doctrina católica”.

Según fuentes de la Iglesia, durante la ceremonia de ordenación evitó la imposición de manos y compartir el cáliz con Mons. Zhan Silu, obispo de Mindong, ordenado ilícitamente y excomulgado por la Santa Sede. Unas horas después de la ceremonia, Mons. Ma fue puesto bajo arresto domiciliario en el seminario de la diócesis. Las autoridades chinas le prohibieron concelebrar la misa con otros sacerdotes. 

El 12 de octubre de 2012, el Consejo de Obispos Chinos y la Asociación Patriótica destituyeron a Mons. Thaddeus Ma Daqin de su puesto de obispo vicario de Shanghái, relevándole de todas sus tareas episcopales. El Vaticano calificó esta acción como “tiránica” y como un abuso de autoridad ya que solo el papa “tiene la potestad de designar un obispo o revocar dicha designación”. 

El 6 de julio de 2012, el P. Joseph Yue Fusheng fue “ordenado” obispo de Harbin sin autorización papal. El Vaticano había emitido una advertencia oficial en contra de esto. Al menos dos obispos oficiales, convocados por el Partido para participar en la ordenación ilícita de Harbin, se negaron a ello y encontraron una excusa para no estar presentes. El 10 de julio, una nota oficial de la Santa Sede sobre la ordenación ilícita de Yue Fusheng anunciaba, que el Vaticano “no le reconoce como obispo de la administración apostólica de Harbin…” 

Muerte de un obispo eminente 

Mons. Joseph Fan Zhongliang, obispo de Shanghái, que pasó varias décadas arrestado a causa de su fe, murió el 16 de marzo de 2014, a la edad de 97 años. La Fundación Cardenal Kung afirmó que el obispo había muerto “rodeado de sus fieles feligreses”. 

“Murió en su casa, aún bajo arresto domiciliario, condena que supone una estrecha vigilancia por parte del Gobierno, durante la mayor parte de las dos últimas décadas”, declaró la fundación, que se dedica a apoyar a la Iglesia de China. San Juan Pablo II había nombrado a Mons. Fan obispo legítimo de Shanghái en marzo de 2000, a la muerte del cardenal Kung. Sin embargo, los funcionarios chinos lo habían arrestado inmediatamente. Pasó el resto de su vida como un prisionero y el Gobierno nunca lo reconoció como obispo.
 
Protestantes 

Desde hace varios años se desarrolla una campaña dirigida a eliminar las comunidades protestantes no oficiales, o integrarlas dentro de las comunidades oficiales, que los fieles normales consideran demasiado comprometidas políticamente con el poder gobernante. 

PEW Research calcula, que actualmente hay aproximadamente 58 millones de cristianos protestantes en China (2010). Entre estos, la mayor parte son “no oficiales” y no están registrados en las iglesias aprobadas por el Gobierno. Fenggang Yang, catedrático de sociología en la Universidad de Purdue calcula que esta población podría llegar a 160 millones en 2025, ya que China cuenta con la comunidad cristiana protestante más grande del mundo. Yang continuó diciendo que el total de la población cristiana, católicos incluidos, podría llegar a ascender a unos 247 millones de personas en 2030, convirtiéndose así en la congregación cristiana más amplia de todo el mundo. 

Según la Asociación Ayuda a China con sede en Estados Unidos, la persecución de los cristianos en China sigue aumentando, siendo los principales objetivos las iglesias en casas y en zonas urbanas. 

El informe anual de esta asociación termina diciendo que la persecución ha “empeorado sensiblemente” entre 2012 y 2013. Esta organización sin ánimo de lucro obtuvo resultados similares en 2012, observando que se había producido un incremento en la persecución por parte del Gobierno por séptimo año consecutivo. La asociación afirma haber registrado 143 casos en 2013, en los que el total de personas perseguidas asciende a 7424. 

En diciembre de 2013, el Parlamento de China adoptó la resolución de abolir el polémico sistema de campos de trabajo, que se utilizaba contra los miembros de las iglesias cristianas en casas, entre otros. 

Según Human Rights Watch, la nación, a principios de 2013, tenía 260 campos de trabajo con 160 000 personas recluidas en ellos. Pero no se sabe cuántos de estos presos eran cristianos. Además, el Parlamento también relajó la política del hijo único según la agencia de noticias oficial Xinhua. Según la nueva política, sobre la normativa del control de los nacimientos, las parejas, cuyos padres solo hayan tenido un hijo, podrán tener dos. 

El temor a que las autoridades apliquen medidas enérgicas contra los cristianos se intensificó cuando en abril de 2014 se demolió, por orden de los funcionarios de la zona, la gran iglesia de Sanjiang en Wenzhou. La construcción había sido inicialmente un proyecto aprobado por el Gobierno, que en septiembre de 2012 fue celebrada como modelo de proyecto de ingeniería, para uso del Movimiento Patriótico de las Tres Autosuficiencias, Iglesia protestante afín al Gobierno. 
Pero el discurso oficial ha cambiado por completo desde entonces. Jin Leibo, portavoz del departamento de propaganda del condado de Yongjia, declaró que la iglesia se destruía por ser “ilegal”. “La superficie del edificio debería ocupar 1881 m2 y se han ocupado 7928 m2 de forma ilegal” afirmó.

El 22 de abril pidieron a la iglesia que ellos mismos hicieran una rectificación, pero los obreros solo consiguieron arrancar unos 500 m2 en plazo, según los funcionarios. El lunes 28 de abril por la noche, la iglesia había sido demolida por los bulldozers. Según Jin, se ha abierto una investigación contra cinco funcionarios en relación con la construcción ilegal de esta iglesia.
 
En mayo de 2014, AsiaNews publicó un total de 64 fotografías con nombres y fechas de iglesias demolidas (y/o retirada de cruces) en Zhejiang, que habían ido colgando en internet desde principios de año. 

El artículo afirma que “hay indicios de que a finales de mayo las autoridades empezarán a ilegalizar iglesias utilizadas por los cristianos, que no quieran unirse a los organismos estatales. Algunas fuentes indican que el Gobierno empezarán con 85 iglesias”. 

Ortodoxos 

Aunque llevan en China desde el siglo XIX y cuentan con varios miles de fieles, la Iglesia ortodoxa china aún no está reconocida por el Gobierno como “religión oficial”. La comunidad ortodoxa (unos 15 000 fieles) está concentrada sobre todo en Harbin, y también hay comunidades en Pekín y Shanghái, pero carecen de sacerdotes locales y no consigue organizar servicios religiosos de forma regular, salvo los que se celebran en la capilla de la Embajada rusa en Pekín. 

Budistas 

Por lo general, los budistas no sufren graves violaciones de su libertad religiosa. Al contrario, entre los líderes comunistas hay algunos que desearían conseguir que el budismo y el confucionismo fuesen “religiones con características chinas” para restaurar los valores de la sociedad y controlar la corrupción. 

El Tibet es un lugar de especial persecución religiosa y los budistas tibetanos son las primeras víctimas. La colonización y militarización china del Tíbet ha llevado a una marginación de la población tibetana, que se podría calificar como genocidio cultural y religioso. Está prohibido enseñar el idioma tibetano. 

Hace años, Pekín entabló diálogo con el Gobierno tibetano en el exilio, pero desde entonces las relaciones se han congelado por completo. 

Pekín ni siquiera permite al Dalai Lama, la autoridad suprema del budismo tibetano, volver al Tíbet, aún cuando ha renunciado públicamente a cualquier papel político y solo quiere ejercer un papel espiritual. Las campañas dirigidas a denigrar al Dalai Lama son continuas, así como los arrestos y actos de violencia contra todo el que pide su regreso.

Esta situación ha desencadenado una serie de manifestaciones de autoinmolación, normalmente de monjes budistas, que se han ido incrementando ostensiblemente a partir de 2009. Hasta hoy se han producido 124 casos. El Gobierno chino ha impuesto leyes contra esta y otras formas de protesta, hasta el punto de prohibir actos como la autoinmolación “bajo pena de siete años de prisión”. Aún más, Pekín acusa al líder espiritual del budismo tibetano de “fomentar” estos actos de suicidio, aunque el dalai lama, por su parte, ha pedido en numerosas ocasiones a sus seguidores que “por encima de todo, protejan sus vidas”. 

El 16 de agosto de 2012, las fuerzas de seguridad chinas mataron a un tibetano y arrestaron a otros seis tratando de detener una manifestación de 1000 personas contra la reanudación de las obras de extracción de mineral de una mina del condado de Markham. La población tibetana de la zona acusaba a la empresa de no respetar la naturaleza sagrada de la localidad y de ignorar el impacto ecológico de los trabajos de minería. 

El 8 de febrero de 2013, el Tribunal Popular de Qinghai condenó a un tibetano a 13 años de cárcel por haber “incitado” a un monje budista a prenderse fuego. A este hombre, identificado como Phagpa, se le consideró culpable de “homicidio involuntario”, aún a pesar de que el monje en cuestión no se había inmolado. 

Lobsang Namgyal, poeta tibetano de 26 años, desapareció el 15 de mayo de 2012. En septiembre de 2013, 16 meses después, su familia se enteró de que estaba en prisión por haber difundido discursos del Dalai Lama, prohibidos en toda China, y otras “declaraciones políticas” a favor de la independencia del Tíbet. Su familia no tiene permiso para visitarle. 

Musulmanes 

Además de un islam oficial, presente en varias zonas de China, hay una forma de islam en Xinjiang vinculada a la población uigur, pueblo turco que alimenta esperanzas de separatismo y pueden recibir fácilmente influencias musulmanas fundamentalistas por su proximidad con Afganistán, Pakistán y las repúblicas de Asia central. 

Pekín ha enviado cientos de miles de chinos Han a esta región, para convertirles en el grupo étnico dominante. Protegidos por el Gobierno central, los chinos Han ocupan ahora los puestos más elevados en casi todos los ámbitos. Para someter a los uigures, el Gobierno está imponiendo fuertes restricciones a la libertad religiosa, al culto religioso musulmán y a la enseñanza de la lengua y la cultura uigures de la zona. 

El 26 de marzo de 2013, los tribunales de Kashgar y Bayingol condenaron a 20 uigures a largas penas de prisión (una de ellas perpetua) acusados de haber sido “envenenados por el extremismo religioso”. 

Los días 23 y 24 de abril de 2013 se produjeron enfrentamientos en Selibuya, cerca de Kashgar (Xinjiang), entre civiles uigures y policías chinos Han que dejaron al menos 21 muertos, 15 de ellos chinos Han y los otros seis presuntos terroristas uigures. 

El 20 de agosto de 2013, un grupo de policías de la brigada antiterrorista de la prefectura de Kashgar rodearon a “unos 28 uigures” cerca de la ciudad de Yilkiqi. Según las autoridades, estaban implicados en “actividades religiosas ilegales y ejercicios terroristas”. Tras darles el alto, abrieron fuego. Se dice que en el tiroteo murieron 15 uigures y un policía chino de etnia Han”9. 

Sectas 

A mediados de diciembre de 2012, la policía china arrestó a cerca de 1000 personas que pertenecían a la secta de Dios Altísimo (también conocida como Iluminación Oriental), clasificada como “secta maligna”, porque difunden ideas apocalípticas sobre el final del mundo y, sobre todo, porque profetizan el fin del comunismo chino e invitan a sus seguidores a degollar al “Dragón Rojo”. Unos 350 miembros de esta secta fueron arrestados en Guizhou, a la vez que otros 400 lo fueron en Qinghai y grupos más pequeños en otras zonas del país. 

Conclusiones 

La libertad religiosa de China se está deteriorando. Aunque en general se ejerce el control conforme a la normativa oficialmente establecida por el Estado, es evidente que se está ejerciendo un mayor control sobre los católicos, incluso sobre los miembros y las comunidades de la Iglesia oficial controlada por el Estado. Respecto a los protestantes, se han incrementado los esfuerzos para acabar con las comunidades no oficiales. Continúa la represión violenta contra las comunidades budistas tibetanas, así como contra los musulmanes uigures y las sectas evangélicas. 

Las promesas realizadas por el nuevo Gobierno de Xi Jinping de eliminar el laojiao (y por lo tanto la encarcelación de los creyentes sin juicio) aún no se ha llevado a la práctica, a pesar de las nuevas normativas oficialmente aprobadas. De la misma forma, las promesas de revisar el estatus de los judíos y de los ortodoxos cristianos para incluirlos entre las religiones reconocidas por el Estado, aún no se han cumplido. 

Hong Kong 

El período de 2012 a 2014 ha sido importante para los católicos y para otros cristianos de Hong Kong, ya que se han visto obligados a enfrentarse a las injerencias de la República Popular Comunista en las cuestiones social, educativa y política del territorio. 

En 1997, el territorio de Hong Kong fue devuelto a la China continental a la vez que se garantizaba “un cierto grado de autonomía” conforme a la fórmula “una nación, dos sistemas”.

Sin embargo, en la práctica, China sigue ejerciendo influencia sobre la vida del territorio y bloquea todos los pasos políticos hacia la democracia, a pesar de que estaban previstos en los acuerdos entre Londres y Pekín en el momento de devolver Hong Kong a su madre patria. 

Educación “patriótica” 

La injerencia más patente han sido los cambios introducidos por el Gobierno en el ámbito educativo ya desde 2002. Pretenden transferir el control de los llamados “organismos patrocinadores” (instituciones educativas como los institutos religiosos, las comunidades monásticas, las diócesis y las asociaciones católicas laicas) a los llamados “comités de gestión”, compuestos por representantes de los padres, los alumnos y el personal laboral, en los que también habría representantes de la “sociedad civil” elegidos por el Gobierno. 

Según los líderes de las comunidades cristianas (católicos, anglicanos y metodistas), esta medida debilita (hasta el punto de destruirlo) el carácter educativo propio, al colocar nuevos comités por encima de los organismos patrocinadores. Durante muchos años hubo resistencia; la diócesis católica de Hong Kong llegó a querellarse contra el Gobierno, al que acusaba de actuar en contra de la Constitución (o Ley Básica) de Hong Kong. Finalmente, las autoridades chinas han obtenido la victoria en todos los sentidos y desde 2012 todos los colegios de Hong Kong están obligados a adaptarse al nuevo sistema de organización. 

En protesta contra la decisión del Tribunal de Apelación, el cardenal Joseph Zen Ze-kiun, obispo emérito de Hong Kong se declaró en huelga de hambre durante tres días, entre el 20 y el 22 de octubre de 2011. 

Al mismo tiempo, varios periódicos y canales de televisión gubernamentales iniciaron una campaña de difamación contra él, acusándole de aceptar donativos (por una cantidad equivalente a 2 millones de euros) del magnate católico Jimmy Lai, insinuando que los utilizaba en beneficio propio y para apoyar al partido demócrata de Hong Kong, la oposición política (a Pekín). 

En una rueda de prensa, el cardenal declaró que había utilizado el dinero para la Iglesia de China, tanto la oficial como la clandestina, para la traducción de textos teológicos al chino y para conceder becas a jóvenes chinos para que estudien en el extranjero. 

El año 2012 vio otro pulso, también relacionado con las “reformas” educativas impuestas por el Gobierno”. En este caso se trataba de la introducción obligatoria de varias horas a la semana de “educación nacional (o patriótica)”. Conforme a esta disposición, se obliga a los colegios a impartir enseñanza sobre los grandes logros de la historia china, atribuidos al
Partido Comunista de Pekín. 

También se concede mucho espacio al desarrollo económico de la “madre patria”, a la vez que se prohíbe tratar temas como los derechos humanos, la masacre de la plaza de Tiananmen, la libertad religiosa, o la polémica y violenta historia del Partido Comunista Chino. Los católicos, dirigidos sobre todo por el cardenal Zen, condenaron inmediatamente el programa y lo definieron como un intento de lavar el cerebro de la población. Según encuestas realizadas en Hong Kong, al menos el 74 % de los estudiantes se oponían a la introducción de esta asignatura. 

En septiembre de 2012, cuando el Gobierno estaba intentando introducir su programa de “educación patriótica” a lo largo de tres años, 200 estudiantes se declararon en huelga de hambre y se convocaron manifestaciones, que reunieron a unas 120 000 personas que pedían que se abandonase la imposición de este programa. Finalmente, el Gobierno decidió no introducirlo, al menos por el momento. 

Democracia 

Otro ámbito en el que se ha producido una fuerte confrontación entre los católicos y el Gobierno de Hong Kong (y de Pekín) ha sido la cuestión de la democracia. El acuerdo entre Inglaterra yChina, cuando se devolvió Hong Kong a la China continental, proponía la introducción del sufragio universal para elegir el Gobierno y el Parlamento a partir de 2008. Pero esto no ha ocurrido. Pekín ha decidido, en cambio, que no habrá discusión sobre el sufragio universal hasta después de 2017. 

La inseguridad sobre el futuro de la democracia en el territorio ha impulsado a cientos de miles de personas a manifestarse todos los años la víspera del 3 de junio (en memoria de la masacre de la plaza de Tiananmen) y el 1 de julio (aniversario de la devolución de Hong Kong a China). A lo largo de 2013, grupos de jóvenes mantuvieron sus protestas durante meses con sentadas en la zona central de la ciudad bajo el lema “Ocupemos el Centro”. 

El Gobierno ha llegado a recurrir a la amenaza de retirar a los manifestantes por la fuerza. Mientras, la diócesis católica de Hong Kong ha defendido sus peticiones de acelerar la consulta sobre la democracia, a la vez que advierte que una demora excesiva puede llegar a provocar gestos comprensibles de desobediencia civil. La diócesis también ha publicado un documento en el que defiende la democracia como un aspecto importante de la doctrina social de la Iglesia católica. 

Una serie de artículos en los medios de comunicación procedentes, sobre todo, de fuentes cercanas a Pekín, han intentado que la declaraciones de la diócesis parezcan “opinión de un solo hombre”, el cardenal Zen, conocido por su hostilidad contra el Gobierno chino, frente a la opinión de su sucesor, el cardenal John Tong, obispo de Hong Kong, que mantiene una postura más “abierta”. La diócesis respondió con otro documento en el que declaraba que la Iglesia de Hong Kong está “unida en el llamamiento al sufragio universal” y que “es inútil tratar de dividirla”. 

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