San Sebastián, el comandante romano al servicio de los cristianos
Public domain
Maria Paola Daud - publicado el 20/01/15 - actualizado el 20/01/23
Sobrevivió a la condena de las flechas, pero más tarde fue azotado hasta la muerte
El futuro de Aleteia depende de la generosidad de sus lectores.
Para garantizar que Aleteia siga siendo y para difundir la esperanza,
haz una donación a Aleteia
Sebastián nació en Narbona (Francia) pero vivió y fue educado en los principios de la fe cristiana en Milán. Luego fue a Roma, cuando esta era dominaba por el emperador Diocleciano.
Allí entró en contacto con el círculo militar directamente dependiente del emperador y se convirtió en un alto oficial del ejército imperial.
Desde esta posición pudo ayudar a los cristianos encarcelados, procuró un digno entierro a los mártires y difundió el cristianismo entre los oficiales y los militares de la corte.
Cuando Diocleciano, uno de los mayores perseguidores de cristianos, descubrió la “traición”, lo condenó a muerte.Lo hizo atar a un tronco en la colina Palatina, lo desnudaron y le lanzaron muchísimas flechas.
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.
20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).
Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.